Arman plan para contener dólar y precios el día después de las PASO

Arman plan para contener dólar y precios el día después de las PASO
Cotización del blue.

La inestabilidad cambiará seguirá porque el cepo a las importaciones es total, las arcas del Central están vacías y la incertidumbre política es total. La historia del acuerdo con el FMI que apenas dio aire hasta octubre.

El billete no para de subir. Y estará a los saltos hasta las elecciones. Las medidas de Sergio Massa lo confirman: el extremo torniquete al dólar oficial, activa la escalada del paralelo y financiero. Este jueves obtuvo otro récord y parece que no tiene techo: $ 570. La cuestión de fondo es clara: no hay dólares en el Banco Central.

Ignacio de Mendiguren se sinceró: “Se toman medidas extremas, porque peor es una corrida”. El Vasco estaba con Massa y los caciques sindicales de Córdoba. Es el único miembro del equipo económico que lo acompaña.

Pero la inestabilidad cambiaria seguirá, por cuatro razones centrales. El “cepo” sobre las importaciones es total. Daniel Funes de Rioja habló en secreto con Massa: un diálogo corto y tenso. Funes advirtió: “Sergio, hay riesgo de paralización productiva”. Massa contragolpeó: “Paren de llorar”. La UIA -horas después- respondió con crudeza: envió una nota a Economía, donde habla de parálisis productiva. La intranquilidad sobre el verde es total. Todos se cubren porque hay cuatro motores sobre el billete.

Primero, las arcas vacías del BCRA Son récord las reservas negativas.

También la incertidumbre política es total sobre la elección. La mayoría de las encuestas está floja de papeles y la abstención pone en duda todo. Ademas, hay pánico sobre lo que ocurrirá el 14 de agosto.

Clarín confirmó que Massa ordenó elaborar un “plan contingente” para ese día. Lisando Cleri y Guillermo Michel lo elaboran. El dúo tendría detectados todos los focos explosivos sobre lo cuales tendrían que actuar. En la minuciosa nómina estarían hasta los supermercados chinos. La intención sería evitar otro “cimbronazo” del dólar, si sorprenden las urnas.

Una encuesta de Aurelio -secreta y presencial- dice que Massa tendría el 24%, Milei el 22% y hay una diferencia de un punto entre Larreta y Patricia. Ambos en Juntos sacarían el 31 % y el oficialismo un 29%. Unión por la Patria batalla contra una crisis económica colosal y su peleas. Máximo fogonea a Juan Grabois: “No hay que darle todo a Sergio”. Ahora, el jefe de La Cámpora -una agrupación con fuerte crisis interna– propicia una foto electoral de Cristina y el amigo del Papa.

También influye sobre la “escalada del billete” el acuerdo con el FMI. Ese pacto con Washington aún tiene más dudas que certezas. Existe una sola cuestión clara: los burócratas del staff del Fondo se sacaron cualquier responsabilidad de lo que ocurra en la economía el día después de las elecciones. También Economía logró un rédito: aunque precario y condicionado, tuvo un anuncio de apoyo político de Washington. El dólar enloquecido no tendría techo sin ese pacto con el FMI.

Clarín pudo reconstruir que la historia secreta de la negociación tuvo de todo. Según fuentes de Washington y locales, hubo amenazas, traiciones, desplantes, zancadillas y Argentina estuvo en dos oportunidades cerca de caer en el peor de los abismos.

EE.UU. no brindó todo el apoyo político que había prometido y Janet Yellen estuvo siempre respaldando un pedido de los funcionarios del FMI para que Massa haga una maxi-devaluación. La cuestión provocó un altercado -no diplomático, pero sí personal- entre el embajador Marc Stanley y Alberto Fernández.

Ocurrió cuando un delegado de la NASA llego al país. En privado, Stanley hizo bambolla del apoyo de EE.UU. a Argentina. Alberto, en sus días finales, le preguntó: “¿Es una joda?”. Y se corrigió: “¿Es un chiste?”. En el Día del Amigo –paradójicamente- la misión argentina hacía tres jornadas que estaba negociando cara a cara con Rodrigo Valdés y Luis Cubeddu.

El sábado anterior, los cruces fueron intensos. El miércoles seguían los problemas. Pero ese jueves 20 de julio, temprano, se cayeron las negociaciones. Valdés insistía con la unificación cambiaria, es decir una mega devaluación. Inflexible, el chileno también reclamó un recorte fiscal adicional de US$ 2.400 millones de dólares. Cubeddu argumentaba: “Nunca cumplieron nada. Nos dijeron una cosa y siempre después hacen otra”.

Gita Gopinath –la dos del FMI– no los contradecía. Hacía que ayudaba, pero dejaba correr el tiempo. Recibía órdenes de Yellen. A Kristalina Georgieva se le estaban quemando los papeles. Quería evitar el desbarranco, pero todos iban hacia el precipicio. Por eso ese jueves, al final, hubo una reunión de urgencia entre Jake Sullivan –consejero de Seguridad de la Casa Blanca–, la jefa del Tesoro y la titular del FMI.

La “troika” trató en exclusiva el caso argentino. Sullivan dejó en claro que la Casa Blanca iba apoyar lo acordado entre Massa y el staff del FMI. Pero ahí se informó que no había acuerdo. Yellen insistió en que la solución era devaluar como exigía el staff del FMI. Kristalina fue la más negociadora. Sabía que si se caía todo, también ella iba a ser eyectada del influyente cargo del FMI.

Al final, Kristalina propuso una fórmula de transacción política. Antes había hablado con Massa y también consultado al Presidente. Ese acuerdo fue la base de lo que se anunció tres días después. Ese comunicado salvador del domingo 23 de julio: el mercado estaba para explotar el lunes siguiente y el billete no iba a tener techo. El convenio “político y puente” eliminó compromisos concretos al FMI y -a la vez- obligó a Massa a un ajuste no extremo. La “devaluación” implícita que aceleraría los precios.

Así, Washington evitó poner “los dólares” por anticipado y no será responsable de ningún traspié que ocurra en la economía electoral. Primero Yellen no quiso saber nada. Sullivan le preguntó a Georgieva si esa fórmula podría ser aceptada por el staff del FMI.

Kristalina dijo: “Este es un acuerdo viable”. Entonces Sullivan acompañó la solución de Georgieva y ambos le torcieron el brazo a la jefa del Tesoro. El convenio obligó a la Argentina a buscar recursos. El FMI otorgó los avales para el préstamo de la Corporación Andina. Alberto le envió una carta a Ji Jinping. Valdés y Cubeddu se apoyaron siempre en la actitud del Tesoro y en la dureza extrema de tres directores: Joerg Stephan (Alemania), Jun Mizuguchi (Japón) y Marcel Peter (Suiza). Kristalina tuvo de aliados a otro trío: Zhengxim Zhang (China); Alfonso Bevilaqua (Brasil) y Alfonso Humberto Guerra de Luna (de la silla de México, Colombia y España).

El board del FMI se reuniría el 23 de agosto para tratar el caso argentino. En los “paper” secretos dicen que ese día Washington girará US$ 7.500 millones y, el segundo martes de noviembre, otros US$ 2.850 millones.

Ya el Directorio tuvo un encuentro informal antes de entrar en vacaciones. Hubo críticas, pero una coincidencia política: Georgieva, el staff y el Directorio ya quieren dejar atrás a este gobierno y solo negociar un plan de ajuste y un acuerdo con el próximo.

Los informes de Wall Street hablan de “una herencia terrorífica” y también que, inexorablemente, y aún ganando Massa va a haber un cambio de época económica.

Está claro que los métodos de Cristina han fracasado: sus perimidas ideas terminaron en este marasmo.

Pero el oficialismo batalla. El colmo ocurrió esta semana: aumentó la carne y hubo una insólita reacción de Agricultura: envió a la “Policía del Asado” al mercado de Cañuelas.

En Juntos, en tanto, las peleas no paran. Clarín confirmó que Patricia le pidió a Macri que haga público su apoyo a la candidatura. Hasta ahora Mauricio se negaba. Pero ayer abrió la puerta: “No descarto nada. Este fin de semana lo decido”.

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