Desde el sector vitivinícola señalan que son pocas las bodegas que han podido inscribirse y que, luego de la suba del blue, el tipo de cambio diferencial ya no es atractivo.
Aunque el “dólar agro” entró en vigor el 8 de abril, desde el sector vitivinícola aseguran que son pocas las bodegas que han podido acceder a este tipo de cambio diferencial. Señalan que, después de la suba del blue esta semana -que es la cotización a la que deben pagar el precio de un buen número de insumos-, el valor de $300 que fijó el Gobierno nacional para el dólar agro no resulta conveniente; aún menos si se tiene en cuenta que la propuesta para incentivar las exportaciones se extiende hasta el 30 de agosto para las economías regionales.
Por otra parte, afirmaron que el trámite de inscripción es complejo, que algunos son rechazados sin conocer el motivo y que se les exige que todas las etiquetas de vino que venden en el mercado interno participen del programa Precios Justos, algo que no sucede con ningún otro producto.
Ante este panorama, directivos de Bodegas de Argentina se reunirán este martes con el secretario de Agricultura y Ganadería de Nación, Juan José Bahillo, para plantearle que este tipo de cambio no resulta atrayente para el sector. Para que las condiciones resulten más interesantes, planean solicitarle que se revise el valor, como también el requisito de participar en Precios Justos.
La presidente de BdA, Patricia Ortiz, comentó que saben que algunas bodegas han ingresado al programa, pero mencionó que recién este lunes estuvo operativo el trámite en la página de AFIP, ya que hasta entonces no estaban cargadas las posiciones arancelarias y ciertas empresas habían intentado, sin éxito, completar la gestión.
Por otra parte, señaló que el prefinanciamiento con bancos del exterior, que demanda la iniciativa, es complejo. Detalló que, para poder liquidar dentro de la ventana acotada de tiempo, teniendo en cuenta que, desde el momento en que se recibe la orden, se despacha y se emite la factura transcurren unos 45 días y la mayoría de los clientes paga a los 120 días – luego de recibir la mercadería, completar los trámites de aduana y venderla-, se debe recurrir a fondeo de una entidad bancaria.
Y si bien el interés que se paga por esa financiación no es muy alto, las grandes bodegas suelen trabajan con entidades en otros países, pero las medianas y pequeñas no. Como la reglamentación del dólar agro exige que el banco sea extranjero, salvo que se trate del que utiliza el importador y que tengan confianza en recibir el pago, no es posible, ya que no están dispuestos a financiar a una empresa argentina.
Ortiz indicó que es algo en lo que el Banco Central está firme, pero, en cambio, sí se podría dejar sin efecto el requisito de participar del programa Precios Justos, que obliga a retrotraer los precios a marzo y aplicar, hasta agosto, subas mensuales que no superen entre el 1% y el 3,2%. Esto hace que el tipo de cambio diferencial sea poco interesante, ya que hoy es de $300 frente a un oficial de $225, cuando se consideran todos los requisitos y trámites. Sumó que otras economías regionales no tienen esta demanda, porque no participan en el mercado interno, y subrayó que el vino no es un elemento de primera necesidad, como puede ser un lácteo.
El presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Acovi), Fabián Ruggeri, comentó que, desde el sector cooperativo aún no consiguen terminar el proceso de inscripción. Y que, hasta el jueves en la tarde, en el contacto que habían tenido con otras entidades, no se habían enterado de alguna que estuviera ya operando dentro del programa.
Acotó que, hoy, los $300 ya no son un incentivo para el agro y recordó que, desde que se empezó a hablar de la medida, Acovi había planteado que no iba a servir si no se sostenía por 12 meses y se aplicaba un tipo de cambio que se ajustara en el tiempo.
Una de las principales dificultades que han tenido para inscribirse -trámite que, más allá de las condiciones, quieren completar-, es que les demandan que se den de baja del programa Precios Justos y se vuelvan a adherir con la totalidad de la línea. Es decir, alrededor de 140 etiquetas que comercializan. Ruggeri resaltó que las empresas participan con dos o tres artículos, no con el total, y que, si bien les han dicho que (en cuanto termine la vigencia del incentivo exportador) podrían salirse y volver a sumarse con la lista anterior, temen que eso se dificulte.
Asimismo, señaló que, si la exportación es equivalente o supera el 30% de la facturación total de la empresa, la actualización mensual que establece el programa de control de precios es de apenas el 1%. De ahí que considere que el dólar agro sólo puede resultar conveniente para una empresa que sea 100% exportadora y no tenga productos en el mercado interno.
Mauro Sosa, director ejecutivo del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, indicó que recién hace unos 12 días que está disponible el mecanismo para comenzar con la inscripción, para que luego la Secretaría de Comercio otorgue la habilitación que permite pasar al siguiente paso: abrir una cuenta especial en el Banco Nación, en la que se van a liquidar las divisas al tipo de cambio diferencial.
Hasta el momento, detalló, sólo han tenido comentarios de que la medida no tiene sentido, ya que son muchos los trámites y las condiciones que se deben cumplir, y que, además, hay problemas de procedimiento, porque hay empresas a las que les han rechazado la inscripción, pero sin decirles por qué.
Sosa también apuntó al requisito de participar de Precios Justos y que los que son 100% exportadores y no venden en el mercado interno, deben aguardar una evaluación. Pero, sobre todo, a que, por el tiempo que toma todo el proceso, empieza a diluirse la conveniencia económica de un dólar de $300, cuando el blue rozó los $500 esta semana. Cuando la medida se anunció, por primera vez, en noviembre, la situación era diferente, pero para mayo o junio, el contexto es otro.
Asimismo, mencionó que ya habían advertido que quienes venden uva en fresco quedaron fuera del programa, ya que se exporta en febrero y marzo, por lo que sólo podrán intentar participar los que no liquidaron aún las divisas, que son minoritarios. Se debe recordar que, en noviembre, cuando el ministro Sergio Massa visitó la provincia luego de las heladas, se le dio el nombre de “dólar Malbec” al anuncio de un tipo de cambio diferencial, pero en realidad se trataba de una propuesta para las economías regionales, que terminó incluyendo también a los cereales y a nuevos productos se siguen sumando a la lista.