Por un lado, se busca evitar que los nuevos valores impacten en los ya acelerados índices de inflación. Por el otro, en la necesidad de no golpear los bolsillos de gran parte de la población.
Cada día que pasa toma más forma la decisión del Gobierno Nacional de poner en pausa todos los aumentos de servicios públicos posibles. Si finalmente se opta por esta solución, las subas de luz y gas que estaban previstas para este último cuatrimestre quedarían postergadas.
Según detalla La Nación, esta decisión estampa un enorme signo de interrogación sobre las cuentas públicas. Mientras en algunas oficinas del Palacio de Hacienda los expedientes sobre los aumentos parecieran postergados, en otras vecinas, sacan cuentas y miran de reojo los compromisos fiscales asumidos hace poco con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sucede que la meta de 1,9% de déficit con la que se comprometió el Ministro de Economía, Sergio Massa, luce cada vez más lejana.
Hace solo una semana, después de que se autorizara un desembolso de US$7500 millones con el que el ministro trajo algo de calma al mercado cambiario luego de la devaluación, el FMI presentó el staff report, una suerte de informe realizado por la línea técnica del organismo, en el que se habló puntualmente de tarifas. En ese documento, que luego fue receptado por la presidenta, Kristalina Georgieva, se reclamó un ajuste del gasto de 11% entre agosto y diciembre de 2023, en medio de un proceso electoral. Entre otras recomendaciones sostuvo que es necesario aumentar las tarifas de los segmentos medios y bajos tras la devaluación para actualizar los costos de generación, y contener los aumentos de jubilaciones y los salarios de los empleados públicos. Por ahora, los últimos movimientos del Gobierno no parecen los mejores conductores hacia ese destino, detalla La Nación.
En principio, para septiembre ya estaba previsto un aumento de las tarifas de la electricidad, pero sólo para los usuarios que pertenecen al segmento de ingresos altos y medios. Según confirmó la Secretaría de Energía, en el noveno mes del año aumentará cerca de un 11% el valor que se le paga a las generadoras. El incremento impactará en las boletas de luz de los usuarios que ya no tienen subsidio, es decir los de ingresos altos (5,3 millones de hogares) y medios (2,8 millones). También se verán afectadas las industrias y comercios.
Según La Nación, salvo la suba que ya estaba pautada, la electricidad y el gas seguramente entrarán a un freezer, al menos por un par de meses. Claro que en el sector se habla de más aumentos para después de las elecciones. De hecho, hay varios cheques que el Gobierno ya ha endosado para el próximo mandato. Y nada de lo que regule en materia energétiao para los meses de octubre o noviembre impactará en las tarifas antes de las elecciones. Todo se verá en los recibos de consumo que lleguen después de la votación.