La confirmación del viaje para pulir los últimos detalles de la renegociación despejó parcialmente la incertidumbre en el mercado y contuvo al blue. Mejoras en acciones y bonos.
La renegociación del acuerdo entre la Argentina y el Fondo Monetario Internacional tendrá características de un programa transitorio hasta la asunción del próximo gobierno cuando ambas partes deban ponerse de acuerdo en una actualización del convenio con vistas a refinanciar U$S 44.000 millones de deuda.
Finalmente, en la noche del lunes un equipo encabezado por el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, el jefe de Asesores del ministro, Leonardo Madcur, y el vicepresidente del Banco Central Lisandro Cleri, parte hacia Washington para ponerle las cifras finales al ‘Staff Level Agreemernt’ (SLA) que se le elevará al Directorio.
En las especulaciones previas, el reporte estará finalizado en la semana y Sergio Massa llegaría a Washington el viernes para firmarlo.
La llegada del ministro a la capital estadounidense coincidirá con la difusión de un dato clave que es el déficit fiscal de junio que marcará el cierre del primer semestre. Este es uno de los indicadores de mayor relevancia en la discusión con el FMI.
En líneas generales, el nuevo convenio tiene como objetivo financiar las obligaciones del país durante el último semestre del año para luego esperar a las nuevas autoridades y plantear un esquema de largo plazo.
La incógnita pasa por conocer cuál será el monto de dinero que Argentina recibirá a la firma, ya que las metas al 31 de diciembre serán revisadas con otros funcionarios en el Poder Ejecutivo. De allí que la duda es cómo el organismo se garantizará que Massa y su equipo cumplan con lo que firmarán.
El FMI frenó un desembolso por U$S 4.500 millones que debía hacerse en junio por no haberse cumplido las metas del primer trimestre y en septiembre tenía que autorizar otros U$S 3.500 contra el segundo trimestre. O sea, el dinero llega a cambio de revisiones contra pautas pasadas y en consecuencia se espera la letra chica para conocer el nuevo mecanismo que debe contemplar el cambio de administración.
El otro punto es cómo se manejará el vencimiento del 31 de julio por U$S 2.700 millones, ya que no habrá tiempo para que el Board del organismo apruebe el nuevo esquema.
En este caso, lo más probable es que haya una serie de waivers (perdones) para reacomodar el programa. Cabe aclarar que por normas del organismo no es posible dar por caído un acuerdo sin que ello implique un default y por ende se buscan alternativas dentro de la legislación para continuar el firmado sin que pierda vigencia.
En tanto, el presidente Alberto Fernández aprovechó la cumbre de Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC) que se desarrolla en Bruselas, Bélgica, para cuestionar nuevamente el crédito otorgado por el organismo al ex presidente, Mauricio Macri.
Durante la semana pasada y sin dar nombres, Massa acusó a economistas de la oposición de haberle pedido al FMI que no acuerde con el actual gobierno, versión que fue rechazada por miembros de la coalición Juntos por el Cambio y no fue reconocida por ningún miembro del organismo multilateral.
En tanto, en el mercado financiero el dólar blue se mantuvo sin cambios a la espera de las precisiones que lleguen desde los Estados Unidos. El billete informal descendió $ 2 a $ 520 mientras que las opciones bursátiles lo hicieron en alza.
El dólar MEP pasó a $ 500,98 y el Contado con Liquidación escaló hasta $ 508,05. La devaluación de la cotización informal fue de 0,66% y quedó en $ 280,32.
Por su parte, las acciones retomaron la senda alcista y el MERVAL avanzó 3,1%, destacándose nuevamente la evolución de los papeles energéticos.
En el mercado de bonos también hubo performances positivas y por ende el Riesgo País quedó en 2.080. El Banco Central compró U$S 62 millones, al tiempo que cedió 66 millones en yuanes.