Cristina Kirchner reconoció que el objetivo es meterse en la segunda vuelta porque confía en capitalizar la fragmentación de votos de la oposición. Massa se sumó al juego para liderar la propuesta electoral.
Al señalar que la misión central del peronismo es entrar en una eventual segunda vuelta en las próximas elecciones presidenciales, Cristina Kirchner sacó a la luz los parámetros de la estrategia del Frente de Todos para retener la Casa Rosada. Mientras, Sergio Massa se puso el traje de candidato con críticas al gobierno nacional.
En la extensa entrevista televisiva que concedió el jueves, la Vicepresidenta evaluó que la próxima es una elección de “tercios” y que el desafío del peronismo es ingresar al balotaje porque, apuntó, “lo importante, más que el techo, es el piso”.
Detrás del diagnóstico existe un minucioso cálculo que busca capitalizar las escasas posibilidades. “En el trazo grueso de la escena, más del 50% dice que va a votar por una oferta de la oposición. A nosotros el 55% nos dice oposición y el 27%, oficialismo. El problema es que ese 55% se empezó a dividir en partes iguales y eso es lo que beneficia al oficialismo”, indicó ante la consulta de este medio el politólogo Lucas Romero, director de la consultora Synopsis.
“Esto impone, por el tipo de procedimiento electoral que estamos teniendo, la alta probabilidad de que la definición sea en una segunda vuelta. Y en una segunda vuelta, en un panorama donde ninguno construye una mayoría ganadora, se terminan juntando votos más por rechazo que por simpatía, así se construye esa mayoría ganadora en las segundas vueltas. Por ello, el posicionamiento centrista siempre es más competitivo que los posicionamientos extremos”, completó Romero.
Cristina Kirchner confía entonces en reforzar el vínculo con el electorado más fiel, más identificado con las consignas que el kirchnerismo potenció con las cruzadas contra el Poder Judicial, el FMI y los planteos del liberalismo que ahora promueve el aspirante presidencial Javier Milei.
Los sondeos de opinión aportan otra variable, vinculada con la interna de Juntos por el Cambio (JPC) que, según Romero, en el oficialismo pretenden aprovechar para encontrar en las PASO una situación de mayor posicionamiento.
“JPC sí o sí va a tener apoyos divididos porque va a tener que definir su candidatura en una interna, no tiene una salida. Por ello, el candidato que quede de JPC habrá sacado menos del 20% de los votos, la escena es ideal para el FDT”, dijo el analista.
Pero en el FDT aún deben resolver el nombre del candidato. Cristina Kirchner sumó mensajes sugestivos a esa discusión y alentó la salida a la cancha de Massa y también del ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro.
Por un lado, la Vicepresidenta defendió la labor del ministro de Economía al advertir que “agarró una papa caliente” cuando asumió sus funciones. Con ese respaldo, Massa se puso el traje de candidato y aseguró: “”No soy de los que se asusta frente a un desafío. Efectivamente, cuando había que agarrar la papa caliente, y muchos de los que hoy se pasean por los canales hablando vanidosamente de candidaturas se metían abajo de la cama, nos paramos, pusimos el cuerpo y nos hicimos cargo”.
Massa también encabezó el viernes un encuentro de su espacio, el Frente Renovador, y convocó a sus militantes a trabajar para “ser competitivos y definir un programa”. “Antes de ir a buscar el contrato de los próximos cuatro años con la sociedad argentina, primero tenemos que terminar de cumplir este contrato que se vio lastimado por el endeudamiento, por la pandemia, pero también por errores propios en términos de pérdida de reservas, de emisión descontrolada, y me parece que es clave que también tengamos la capacidad de hacer mea culpa con la sociedad a la hora de asumir cómo vamos a reparar los errores de otros gobierno pero también los propios”, alertó y pidió que el Partido Justicialista convoque a todas las partes para resolver la estrategia de campaña.
El ministro De Pedro también se anotó luego de escuchar a Cristina Kirchner bregar para que “los hijos de la generación diezmada tomen la posta”. “Yo vengo diciendo que soy militante, soy dirigente, soy Ministro del Interior, soy de una generación que le podemos decir la generación de la esperanza, soy de una generación o de una generación que está tomando protagonismo en todas las fuerzas políticas”, dijo para asumir el desafío.
Para Romero, la pelea por las candidaturas en el FDT es una instancia que se resolverá antes de las PASO, porque justamente la oportunidad para el oficialismo depende de ir con un candidato que surja del consenso ante un JPC que terminará fragmentando el voto.
“Milei es el candidato más votado en los escenarios para las PASO. Sabiendo que JPC sí o sí va a tener que dirimir su interna, ahí aparece un gran incentivo para que el FDT vaya con un candidato por consenso porque están en condiciones de ganarle a Milei”, opinó.
El diagnóstico permite anticipar que el gran ganador será Massa, porque Cristina Kirchner necesita de un candidato que esquive la resistencia al kirchnerismo y le permita avanzar más allá de las fronteras del electorado incondicional.