Un análisis de lo que se está debatiendo en el Congreso Nacional sobre bajar las horas de trabajo. El objetivo de fondo es incentivar la creación de empleo, y varios países desarrollados también tienen el tema en agenda
En el Congreso Nacional se están debatiendo varias propuestas legislativas que buscan reducir la jornada laboral legal. Estas iniciativas parten de la premisa de que al reducir la jornada laboral, que actualmente está establecida en ocho horas diarias o 48 horas semanales (como máximo), las empresas se verán incentivadas a contratar a más trabajadores sin que esto tenga un impacto negativo en los salarios. De esta manera, se espera que haya una mayor disponibilidad de empleo para todos los ciudadanos.
Un tema en agenda en países desarrollados
La propuesta de reducir la jornada laboral no es algo nuevo ni exclusivo de Argentina. Es un tema que también está en la agenda de los países más desarrollados. Sin embargo, en estos países la atención se centra más en mejorar la calidad de vida de los trabajadores que en aumentar la tasa de empleo.
Esto se da porque el constante aumento de la productividad laboral plantea el dilema de si es más beneficioso seguir otorgando aumentos salariales o dar a los trabajadores la opción de disfrutar de más tiempo libre, permitiéndoles elegir entre un mayor ingreso económico o más tiempo de descanso.
¿Puede reducirse la jornada laboral en Argentina?
Argentina está lejos de tener un mercado laboral dinámico con constantes aumentos de productividad, como en los países desarrollados. Se tiene un mercado laboral con casi la mitad de los trabajadores con un empleo informal, donde predomina el cuentapropismo o el trabajo en las pequeñas empresas, con empleados con bajos niveles de formación.
Además, en Argentina dos de cada tres trabajadores ya desempeñan sus labores en jornadas reducidas. En la mayoría de los casos, esto está relacionado con la pobreza, debido a bajos salarios y a una alta informalidad laboral. Por lo tanto, el problema no radica en que algunos trabajadores estén haciéndolo en exceso y restando oportunidades a otros, sino más bien en la grave falta de empleos de calidad.
Por lo tanto, el principal desafío no es compartir los escasos empleos de alta calidad disponibles, sino fomentar la creación de más empleadores, promover inversiones productivas para así crear más empleos de calidad. Esta es la ruta para generar más puestos de trabajo que ofrezcan una mayor productividad laboral, salarios más elevados y jornadas laborales razonables.
¿Cómo generar empleos?
Reducir la jornada laboral, sin aumento de la productividad, implicaría que las empresas pierdan producción o tengan que contratar más trabajadores para mantener la producción constante. El resultado podría materializarse en más aumentos de precios, que las empresas compensarán contratando trabajadores de manera informal o suspendiendo la producción sin contratar más personal. Por ende, y dado el estancamiento de la productividad desde hace décadas, reducir la jornada laboral en las condiciones actuales podría resultar en más empleo informal y mayor inflación.
Los dos pilares para poder generar empleo de calidad son un ordenamiento integral del Estado y la modernización de las instituciones laborales. El ordenamiento integral del Estado permitirá aumentar la inversión y crear empleos de calidad. Para esto se requieren cambios significativos en el sistema tributario, mejoras en la eficiencia en la prestación de servicios públicos y en la provisión de infraestructura. En cuanto a las instituciones laborales, deben simplificarse los procedimientos de registro laboral, reducirse las cargas sociales, adaptarse la legislación a las nuevas formas de empleo y proporcionarse mayor previsibilidad a las indemnizaciones por despido.
(*) Equipo Idesa