Con pocos ingredientes y fáciles de conseguir, se puede obtener una mezcla perfecta para ahuyentar insectos no deseados en el hogar.
Los mosquitos, las moscas y las cucarachas son sin dudas los insectos que nadie quiere tener en su hogar. A pesar de los múltiples insecticidas que existen, todo son muy nocivos para la salud humana, por eso existe una mezcla natural con ingredientes fáciles de conseguir que ayudarán a ahuyentar las pestes.
Existen innumerables productos químicos en el mercado que prometen eliminar este inconveniente, pero es de gran conocimiento que su uso prolongado puede acarrear efectos secundarios perjudiciales para la salud humana.
Por esta razón, te presentamos una excelente receta casera para preparar un repelente natural, utilizando canela y clavo como ingredientes principales. Siguiendo estos sencillos pasos, podrás despedirte de estos molestos insectos sin poner en riesgo tu bienestar.
Es importante destacar que este repelente casero, además de ser efectivo para mantener a los insectos alejados, también ofrece una alternativa más segura y amigable para la salud en comparación con los productos comerciales cargados de químicos.
Paso a paso para obtener esta solución anti-insectos
Para preparar este repelente casero, necesitarás reunir los siguientes ingredientes:
- 1 ½ rama de canela
- 10 gramos de clavo de olor
- 500 mililitros de agua
- Un pulverizador
Para comenzar, simplemente colocá el agua en una olla y ponela a calentar a fuego medio. Luego, deja que hierva durante unos minutos hasta alcanzar el punto de ebullición.
A continuación, agrega las ramas de canela, previamente troceadas, y los clavos de olor a la olla.
Remueve la mezcla con una cuchara para asegurarte de que los ingredientes se mezclen bien y dejá que hierva durante 10 minutos, siempre manteniendo el fuego a nivel medio bajo.
Una vez que el agua de la infusión haya tomado un tono más oscuro y los ingredientes hayan liberado sus propiedades, retirá la olla del fuego y dejá que la preparación se enfríe a temperatura ambiente.
Cuando la mezcla esté perfectamente enfriada, vértela dentro de un aspersor con la ayuda de un embudo y un colador para evitar que las partículas sólidas caigan dentro del recipiente.
Y listo... ¡Ya podés rociar toda la casa con la mezcla!
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