22 de noviembre de 2024

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El fenómeno que no quiere terminar: ¿“Gran Hermano” se acerca al final o lo van a seguir estirando?

El fenómeno que no quiere terminar: ¿“Gran Hermano” se acerca al final o lo van a seguir estirando?
El fenómeno gran hermano que no quiere terminar

El ingreso y salida de los familiares de los participantes fue una estrategia que dejó en evidencia a los productores en su afán de que siga viva la gallina de los huevos de oro. Cómo se perfila la final del ciclo, que espabiló a la decadente televisión argentina.

Que Gran Hermano” es un fenómeno ya lo sabemos. El reality más importante de la televisión mundial rompió todos los récords en su nueva edición 2022 y despertó a un medio que venía en franca decadencia.

Cuando comenzó allá por octubre de 2022 era todo un misterio. La gente “ya no mira televisión”, decían, pero parece que ahora empezaron a mirar. Y fue masivo.

El rating se disparó a cifras impensadas en épocas en las que el público ya había migrado a las plataformas de streaming y prefería ver contenido de otra manera. Y no bajó más.

Dieciocho participantes entraban a “la casa más famosa del país”, como la llama Santiago Del Moro, el conductor de las galas, y por cuatro meses iban a estar aislados y metidos en un juego de convivencia y estrategias. Pero ya estamos en el quinto mes y no parece que vaya a terminar.

Rindió. Las marcas apostaron y es por eso que vemos a los participantes que quedan en la casa asistir a fiestas organizadas por marcas de cervezas, hamburguesas, shampoo, y recibir regalos a través de una de las empresas de compra y venta de artículos más importante de Latinoamérica.

Las redes tampoco son ajenas al éxito de “Gran Hermano”. Desde que empezó se apoderó del podio de las mediciones que hace Kantar Ibope de los programas con más “engagement” en Argentina. Del ranking de 15 programas, “Gran Hermano” no abandonó nunca el primer lugar. Ya no es en la cola del supermercado: hablan del reality en las redes sociales.

ranking engagement Ibope
ranking engagement Ibope

En una de las últimas mediciones, que va de la semana del 13 al 19 de febrero, “Gran Hermano” tuvo más de 582 mil menciones en las redes sociales y un alcance de 508 millones de vistas. Eso es un montón. Números ridículamente enormes que hablan de un éxito rotundo. Ojo: para bien o para mal, la gente está hablando. El famoso “Ladran Sancho”.

UN AISLAMIENTO QUE NO FUE TAL

A lo largo del reality, y como ha pasado en otras ediciones, hubo reingresos y nuevos participantes. Generalmente entraban dos o tres participantes, pero en esta edición entraron cinco. O, bueno, seis personas.

En la mitad del juego, dos nuevos participantes entraron a la casa. Para los que entraron era un montón, en su cabeza se sumaban dos semanas más. Pero eso no era todo. Entraban tres participantes en la modalidad repechaje. Una de ellas habló de más y el mismísimo Gran Hermano la expulsó de la casa con lo puesto. Ni valija pudo agarrar la pobre Juliana.

Para reemplazar a esa participante eliminada entró otra jugadora. Ya eran seis personas que venían de afuera y conocían el juego de pe a pa. Era casi una utopía pensar que no se iba a filtrar información de afuera. Llegó un punto en que las amenazas y retos de Gran Hermano eran desoídas de tal manera por los participantes, que un poco se rindió la producción. Según fuera más o menos obvia la situación había sanción.

Pero como si eso fuera poco, entraron los familiares a la casa. En otras ediciones fue un llamado telefónico o una visita fugaz, pero acá no. Con valija en mano entraron madre, padre, hermanos y hasta un sobrino por falta de familiares directos.

Algunos con un perfil más alto que otros, los familiares entraron a jugar y duro. El papá de Nacho es el más jugador de todos. Desde que entró no se quedó callado un segundo. En cada charla estaba ahí para tirar un comentario o para dar la bendición ante una jugada. Llegó a meterse en el juego más de lo moralmente debido. Al final, los jugadores son los chicos. Él no.

Nacho explotó de emoción al reencontrarse con su papá
Nacho explotó de emoción al reencontrarse con su papá

¿Qué tan aislado se puede estar en esa situación? Es inevitable, uno conoce a la otra persona. Un gesto, una mirada o un simple comentario “random”, que para el común de la gente no significa nada, para ese familiar que nos conoce de toda la vida, es un montón de información.

A eso hay que sumarle los gritos del afuera que se han convertido en moneda corriente y han llegado a pegar tan fuerte que han logrado desactivar estrategias, denunciar complots y nominaciones claves. En otros casos han llegado a afectar negativamente a un jugador en particular.

El caso más paradigmático fue el de Thiago Medina, que se enteró que su papá había estado preso por violencia de género al atacar a una de las hermanas del jugador, al llegar a su casa en un presunto estado de ebriedad. Una pelota formada por artículos de diarios y fotocopias de los principales portales logró desestabilizarlo y hasta causarle una crisis de angustia.

UN REALITY ¿ARMADO?

Las denuncias de acomodo y favoritismo por parte de la producción están desde el principio. Pero hubo un hecho que sí encendió las alarmas y dio pautas de ciertos manejos en la trama del juego.

Hace algunas semanas, Romina, una de las participantes que está desde el primer día, era la líder de la semana y tenía que salvar a otro participante de la placa de nominados. Cuando Santiago Del Moro le pregunta por su decisión, ella empieza a hablar y termina exponiendo a la producción.

Resulta que Romina confiesa que tenía una decisión tomada, pero “pasaron cosas” y cambió su elección a último momento. ¿Qué había pasado? Al parecer, y según ella le confió a sus compañeros, el “gran primo” - quien sería el psicólogo del certamen - le hizo cambiar de parecer.

En otro video que circula en las redes, Daniela, más conocida como Pestañela, estaba en el confesionario y de la nada se le escuchar decir “bueno, dale... un voto para Lucila”.

EL ODIO DE LOS EX HERMANOS

Los ex participantes del reality son otro tema. Algunos parecen haberles caído en gracia a la producción y se puede verlos en las galas de debates o en el programa de los viernes, que justamente es una reunión de ex jugadores de todos los ciclos.

Pero otros quedaron en las arenas del olvido... de la producción, porque ellos no olvidan. Juan Reverdito, el jugador que ostenta el récord de ser el más votado de esta edición para dejar la casa, no se cansa de publicar en las redes que lo marginan de la tele. Ante las preguntas de los fanáticos de por qué no está en las galas, el taxista responde sin filtro: “porque no me invitan”.

Maxi no es del grupo de los “olvidados”, pero sí está enojado con la producción porque no lo dejaron ir a la cancha de River cuando había sido invitado por la misma institución.

Tomás Holder, el primer eliminado del ciclo, confesó en un mano a mano con Ángel De Brito que luego de abandonar la casa se volvió adicto. Noche, excesos y fama. Un cóctel que al participante e influencer lo liquidó.

LA “HISTORIA SIN FIN”, UN POROTO

Con este panorama de luces y sombras, “Gran Hermano” es y será recordado como el ave fénix que revivió un ciclo (las últimas emisiones fueron un gran fracaso) y le inyectó vida a la televisión.

Ahora habrá que esperar si la producción decide terminar este ciclo en algún momento o si van a inventar algún repechaje nuevo para estirar unas semanas más... ¡¿Alguien puede pensar en la salud mental de los participantes?!

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