22 de noviembre de 2024

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El padre Grassi, condenado por abuso sexual agravado de menores, ahora es abogado

El padre Grassi, condenado por abuso sexual agravado de menores, ahora es abogado
El padre Grassi.

Se recibió en la Universidad Siglo XXI. El 30 de mayo de 2028 cumplirá su condena.

Julio César Grassi (66) lee un libro de Derecho Penal en su celda individual de la cárcel de Campana. Pese al bullicio que hacen los demás presos, el cura condenado por pedofilia no pierde la concentración. En un abrir y cerrar de ojos, pandemia mediante, se recibió de abogado en la Universidad Siglo XXI. Pero no se detiene, ahora se sigue especializando. ¿Algún día ese preso, cuando recupere la libertad, ejercerá? Mientras tanto insiste en su inocencia.

En 2017, la Corte Suprema dejó firme la condena contra Grassi y quedó detenido en el pabellón N° 6 de la Unidad Penitenciaria N° 41, donde alojan a los presos con buena conducta. Nunca fue sancionado ni se conoció que haya tenido problemas con otros detenidos ni guardiacárceles.

El cura hasta llegó a compartir pabellón con otros presos “famosos” como el ex boxeador Rodrigo “La Hiena” Barrios por violencia de género y el femicida Fernando Farré, condenado a perpetua por matar a su esposa Claudia Schaefer en 2015 en el Martindale Country Club, en Pilar.

Allí el cura cumple su condena por dos hechos de abuso sexual agravado y uno de corrupción de menores contra “Gabriel”, a quien atacó en 1996 en la Fundación Felices los Niños, que manejaba. La institución estaba ubicada desde 1993 en William Morris, partido de Hurlingham, pegada a la autopista Camino del Buen Ayre.

El 30 de mayo de 2028 cumplirá su condena, ya que la Cámara de Apelaciones de Morón la amplió en junio del año pasado. La extensión de dos años más de prisión se debe a que no le computaron el “2x1″ (beneficio ya derogado), que se le había otorgado parcialmente para fijar la pena que vencía el 7 de agosto de 2026.

Sus abogados apelaron la decisión de la Cámara, pero el recurso extraordinario fue rechazado y presentaron un recurso de queja, que por ahora no fue resuelto por la Corte. Quienes lo conocen dicen que está “obsesionado” por tratar de ganar un recurso y defender su inocencia. “Por derecho propio recurre hasta lo irrecurrible”, explican fuentes del caso.

Pese a que en mayo cumple 10 años detenido, dos terceras partes de su condena (15 años), y eso le permitiría gozar de libertad condicional, no está ansioso. “Todavía falta”, contesta cada vez que se habla sobre la posibilidad que tendrá de terminar de cumplir su pena fuera de la cárcel. Sin embargo, podrían solicitar el beneficio.

Aunque la libertad condicional ya no se otorga a las personas condenadas por delitos contra la integridad sexual desde 2017, la modificación al Código Penal no aplica en el caso de Grassi dado que fue condenado antes. Esto corresponde al principio de la ley penal más benigna.

Grassi pasa sus días estudiando Derecho y no tiene el objetivo de actuar en propia representación. Nunca trabajó dentro del penal ni integró actividades que involucraran oficios. El cura sigue en contacto con sus hermanos y algunas de las personas que tuvieron cargos importantes en la fundación durante su gestión.

Tiempo atrás solía armar oraciones con sus compañeros de pabellón durante las fiestas. Sin embargo, no oficia misas. El ex obispo de Morón, monseñor Luis Eichhorn, le prohibió el ejercicio del ministerio sacerdotal. Esa sanción grave sigue vigente con la confirmación de la condena por parte de la Corte.

Además de la decisión a nivel nacional, el Vaticano dispuso una investigación sobre las denuncias hechas contra Grassi. Hicieron un informe que enviaron a la Congregación para la Doctrina de la Fe.

“La suspensión de Grassi es una pena muy dura. En medio del caso hubo una reforma en la justicia canónica que permite, por ejemplo, que hoy la iglesia pueda actuar de oficio aunque no se presente una víctima. También se puede investigar a un sacerdote denunciado y fallecido”, sostienen fuentes eclesiásticas a Clarín.

Las miles de denuncias contra curas por abuso sexual de niños, niñas y adolescentes pusieron a la Iglesia en el ojo de la tormenta. De hecho, el cura confesor de Grassi en la cárcel, Eduardo Lorenzo, se suicidó en la sede de Cáritas de La Plata después de que ordenaran su detención por este delito en diciembre de 2019.

El párroco estaba acusado de abuso sexual con acceso carnal agravado contra al menos cinco varones menores de edad, por hechos ocurridos en los últimos tres años.

Las causas penales contra Grassi

A lo largo de los años, Grassi enfrentó un camino cargado de denuncias. La primera fue en 1991 cuando fue denunciado en Mercedes, pero el expediente no prosperó y se archivó. Casualmente (o no), el juez que intervino fue Julio Cámpora, a quien Grassi lo calificaba como “nuestro juez de menores”.

Cinco años después, Grassi abusó de “Gabriel” y, en 1998, fue denunciado por abusar de “Ezequiel” en la fundación. Mientras que en el 2000 sumó otra denuncia por atacar sexualmente a “Luis” en la sede de Felices Los Niños de El Calafate, Santa Cruz.

En noviembre de 2000, Grassi fue denunciado a través de una carta anónima que informaba los abusos que cometía contra los niños de su fundación. La causa tramitó en el Juzgado de Menores N°3 de Morón y se archivó.

Las causas contra el cura cobraron más visibilidad cuando el 23 de octubre de 2002 el programa televisivo Telenoche Investiga reveló en un informe titulado “Con los chicos, no” las denuncias contra el sacerdote por abuso sexual a jóvenes internados en la Fundación Felices los Niños.

En el programa, “Gabriel” relató cómo había sido obligado a mantener relaciones con el cura. Esa misma noche, la Justicia ordenó su detención. La respuesta no tardó en llegar: apareció en Canal 9 en vivo desmintiendo todo y se profugó.

En una segunda parte del informe se publicó el testimonio de “Ezequiel”. También salió a la luz una causa que tramitaba en la Justicia de Santa Cruz por el caso de abuso contra “Luis” ocurrido en El Calafate, donde había una sede de la fundación.

El informe fue un antes y un después en la vida de Grassi. La Justicia lo terminó condenando en 2009 a 15 años de prisión por haber abusado dos veces a Gabriel y haberlo corrompido. En ese mismo juicio fue absuelto por otros 15 delitos contra la integridad sexual, dado que no pudieron comprobarlos.

Lo paradigmático es que pese al tipo de pena que pesaba sobre Grassi gozó de un régimen de libertad vigilada hasta que la sentencia quedó firme cuatro años después de su dictado, en 2013. La Suprema Corte bonaerense ratificó la pena y se ordenó su detención.

En 2014, Grassi volvió a ser noticia esta vez no por abusar de menores de edad, sino por desviar donaciones otorgadas a la fundación hacia el penal N° 41 de Campana. Nuevamente un programa televisivo, “Periodismo para Todos” comandado por Jorge Lanata, lo ponía al descubierto.

“Lo denuncié a Grassi porque desviaba la comida y los fondos donados a la cárcel. Después de eso, el merendero ‘Retoños’ que fundé sufrió un incendio intencional y otras dos veces personas armadas entraron a Felices los Niños, atacaron a empleados e intentaron saquear la fundación”, dice Juan Manuel Casolati, ex director de Hogares de Felices los Niños.

Por su parte, fuentes del caso cuentan en diálogo con Clarín que esta causa “no se elevó a juicio porque lo indagaron por un delito y después lo imputaron por peculado, pero como no era funcionario público no correspondía”. Por los recursos que el estudio jurídico presentó el expediente está a resolver en la Corte Suprema. Por esta causa el sacerdote no está detenido.

Qué pasó con la Fundación Felices los Niños

En la vereda de enfrente se encuentra Casolati, quien fue director de la fundación del 2014 al 2017. La institución estuvo acéfala desde 2009 hasta que asumió.

“En el predio había hogares, escuelas y la fundación hasta 2017, después la intervino María Eugenia Vidal junto con Gustavo Ferrari, ministro de Justicia de la provincia de Buenos Aires y Leonardo Jakim, a cargo de la Dirección Provincial de Personas Jurídicas y nieto de un emprendedor inmobiliario”, explica el abogado sobre esa decisión que lo corrió de sus funciones.

Recuerda que nombraron “tres interventores” con el objetivo de “hacer un proyecto inmobiliario porque el predio está bien ubicado”. Casolati denunció la situación porque “la gente de Vidal forzó la intervención por razones económicas, no querían financiar más, me sacan y derivaron a los 50 chicos de la fundación a hogares de la provincia y a familias, pero luego fueron devueltos”. Y agrega: “Me hicieron una denuncia falsa y me metieron preso dos días”.

Según el abogado, la intervención fue hecha “bajo la excusa de que no había balances hechos previos al 2014, es decir durante la gestión de Grassi. “Hice los balances cuando estuve a cargo, del 2014 al 2017″, sostiene. La fundación tenía deudas y durante los años de Grassi “no se sabía cuánto dinero entraba y salía”. Todo se manejaba en la informalidad.

Y explica que “el predio de 62 hectáreas lo dividieron en seis partes, separaron las escuelas, pusieron cercos y se rompió el proyecto”. Cree que quedó “una parte para Gendarmería, el Obispado y otra para las escuelas con un pequeño espacio”.

Finalmente, el Ministerio de Justicia bonaerense cerró Felices Los Niños en 2017 por “irregularidades administrativas en el manejo de los 18 millones de pesos anuales en subsidios”.

De las 62 hectáreas de la fundación, 49 pasaron a ser la Reserva Natural Presidente Néstor Kirchner y las restantes, establecimientos públicos que conforman el Polo Educativo Hurlingham.

La gran incógnita es qué pasó con las propiedades donadas a la fundación. “Había más de 40 propiedades hasta un campo en Tandil, terrenos en el municipio de la Costa y Córdoba. No se qué pasó con todo eso. La fundación tenía muchas deudas”, dice Casolati.

Además, detalla que “Grassi no ponía a nombre de la fundación muchas de las propiedades donadas, tampoco las transfería, se rumorea que se las dio a algunos testigos de la causa más importante en la que fue denunciado por abusos”.

En su momento, recuerda, que “existía un listado enorme de las propiedades a nombre de la fundación y otro de las donadas que no tenían los títulos a favor de la fundación”.

En la actualidad, el psiquiatra Enrique Stola sigue en contacto con el joven “porque es un sobreviviente”. Comenzó a asistirlo días después de que se publicara el informe de Telenoche Investiga.

“Fue victimizado por Grassi, los medios de comunicación y los periodistas estrellas que dieron su nombre. La pasó muy mal. Sufrió maniobras judiciales para perjudicarlo, golpes y diversos atentados que tendían a beneficiar al cura y a la Iglesia”, dice Stola a Clarín.

Lo atendió hasta que un fiscal en el que la víctima confiaba le aconsejó que deje de ser particular damnificado y él aceptó. “Yo denuncié al fiscal y después ‘Gabriel’ pidió recuperar dicha figura”, cuenta el psiquiatra y y psicólogo clínico.

Gabriel nunca apareció públicamente y tampoco quiere hacerlo. Sobre la realidad de la víctima cuenta: “Sobrevive a los abusos que sufrió y también económicamente. Sobrevive porque es muy digno, bueno y trabajador. Le pasa lo que le pasa a toda víctima pobre”.

Demanda al Vaticano

Tras la condena, Gabriel demandó a Grassi, la Fundación Felices los Niños, el Obispado de Morón, la Iglesia Católica Argentina, el Vaticano, el Arzobispado de Buenos Aires, la Provincia de Buenos Aires y el Estado Nacional, por los daños y perjuicios sufridos por los abusos.

Desde 2011, Gabriel reclama un resarcimiento por daños y perjuicios que asciende a poco más de un millón de dólares. “La causa está muy avanzada pero con una dificultad, el Vaticano evita notificarse. Se les envió notificaciones a Roma como a la sede de la Av. Alvear y ellos alegan que no están obligados a recibir notificaciones de juzgados por tratados internacionales”, explica Gallego sobre el difícil camino judicial.

Pero Gallego conserva esperanzas de que avance la batalla legal, dado que “el juzgado Contencioso Administrativo Federal N° 11 ordenó notificar bajo responsabilidad al Vaticano, vía Cancillería”.

Este será el tercer intento para notificar al Vaticano. “Se debe cursar en los próximos días y es obligatoria la recepción”, sostiene el abogado. El otro problema al que se enfrentan en este juicio es que Grassi se manifieste insolvente, en ese caso estiman que pagará el Vaticano, la Conferencia Episcopal o Argentina.

La respuesta del cura fue en 2019 demandar por daños y perjuicios a Gabriel, Gallego, Stola, el Ministerio Público Fiscal, el Poder Judicial bonaerense, el Comité de los Derechos del Niño y a Canal 13. La causa no prosperó.

Sin embargo, el abogado del cura explica que “muchas donaciones eran para Grassi y por eso iban al penal, y otras para la fundación”.

“Gabriel”, después de los abusos

Pese a que Grassi fue condenado por haber abusado de “Gabriel”, las heridas aún están abiertas. “Noté un cambio positivo en él cuando lo condenaron, antes era emocionalmente inestable. Intentó seguir estudiando y hace changas. Tiene una vida austera”, cuenta el abogado de “Gabriel”, Juan Pablo Gallego.

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