Calabrese, conocido por su participación en Cocineros Argentinos, dejó una carrera universitaria por su amor a la cocina. Murió este viernes a los 61 años.
Guillermo Calabrese, quien supo estar al frente del ciclo “Cocineros Argentinos” nació el 5 de octubre de 1961 y durante la madrugada de este viernes falleció en el domicilio de su hija.
Alrededor de las 3:15, su hija llamó al SAME para que asistiera a su papá porque se había descompensado. Cala fue trasladado al Hospital Fernández, donde no lograron reanimarlo. La causa de su muerte fue un paro cardiorrespiratorio no traumático.
La triste y sorpresiva noticia sobre la muerte del cocinero televisivo ha conmocionado a muchos. Hoy debía grabar su programa “Que Mañana” que se emitiría en los próximos días.
Guillermo Calabrese conformó con Carlos Dumas, una de las mejores duplas detrás de las cocinas nunca antes vistas. Incluso, su mentor lo acompañó a la hora de fundar, en 1998, el “Gato Dumas Colegio de Gastronomía”, del que Cala fue Director Académico.
Entre 2010 y 2022 fue el conductor de Cocineros Argentinos, donde se convirtió en un rostro conocido, además de una de las personalidades más queridas por su calor y simpatía.
Guillermo Calabrese había estudiado medicina
Guillermo ingresó al mundo gastronómico como empleado de limpieza en la cocina de un restaurante, donde llegó a ser jefe de cocina en sólo tres años.
Previo a eso, como todo soñador, Calabrese incursionó en una de las carreras universitarias más populares: Medicina, la que dejó a los 25 años para acercarse al Gato Dumas, del que fue discípulo y luego un gran amigo. En 2004 el cocinero murió y Cala siguió su legado.
“Estaba en quinto año de la carrera y dejar fue tremendo porque era la expectativa de la familia, pero me di cuenta de que no era para mí, porque me estaba por recibir, pero no iba a ser feliz y recuerdo que fue difícil afrontar a la familia”, le contó Guillermo Calabrese a Infobae.
Sobre su primer contacto con Dumas, Cala confesó que “mando una carta manuscrita al Gato con estampilla contándole mis intenciones y empecé a trabajar al lado de él, me leí todos los libros habidos y por haber y me resultó ameno, si venís estudiando mamotretos de medicina, los de cocina te parecen una revista”.