05 de julio de 2024

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Lo que escribió Silvina Luna sobre su muerte en su libro Simple y consciente

Silvina Luna.
Silvina Luna.

“Fui a cirugía pero siempre se mantenía el pronóstico de que me quedaban pocos meses de vida. Creí eso y seguí creyéndolo. Creo que me queda un número x de meses y así vivo”, escribió en su libro Simple y consciente la actirz y modelo argentina Silvina Luna, que murió hoy, 31 de agosto, con tan solo 43 años.

Su salud había decaído después de una operación de glúteos realizada en 2011 por el cirujano estético Aníbal Lotocki, en la que se le aplicó Metacrilato, una sustancia prohibida por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y que se usa en medicina como “cemento” para prótesis de cadera y piezas dentales.

“El día que me dieron el diagnóstico, subí a mi auto, en ese momento vivía en México, y todavía no puedo recordar qué pasó en esas dos horas después de que salí de la clínica. Me despertó de ese trance el llamado de una amiga preocupada porque yo no contestaba el teléfono. (...) Después de mucho tiempo empecé a preguntar cuál era mi vocación, qué sentido tenía mi vida y ahí comencé a aceptar todo”, escribió en Simple y consciente.

Y agregó: “Siempre tuve problemas con la autoestima. Quienes me conocen saben hasta qué punto pagué por ese punto débil. Tomé una mala decisión cuando me sometí a una cirugía que no necesitaba”.

Fernando Burlando, abogado de la ex participante de Gran Hermano y protagonista de shows y obras teatrales, confirmó su muerte y la noticia se hizo de público conocimiento con el anuncio de Flor de la V en Intrusos: “Silvina ya no está más con nosotros”.

Así empieza “Simple y consciente”

En “Simple y consciente”, Silvina Luna habló sobre sus problemas de salud tras una operación de glúteos en 2011. (Augusto Fernández)

En el presente, plena, lista para emprender todas las aventuras que resuenen en mí y que se alineen con la que soy, con quien estoy siendo ahora. Pero fue todo un viaje llegar hasta aquí y lo cuento en este libro.

Por fin me animé. No fue fácil. En Simple y Consciente abro mi corazón, me muestro, y siempre tuve problemas con la autoestima. Quienes me conocen saben hasta qué punto pagué por ese punto débil. Tomé una mala decisión cuando me sometí a una cirugía que no necesitaba, porque quería verme mejor, más sexy, más acorde al estereotipo de belleza que se imponía en los medios. Esa elección, de la que me hago cargo, arruinó mi salud: cada tanto tengo que internarme y desde hace ocho años tomo corticoides todos los días para equilibrar los efectos que aquella mala praxis provocó en mí.

Mi aspecto cambió. Al principio, me costaba reconocerme, pero hoy, gracias a un trabajo interno y a una búsqueda espiritual muy intensa, aprendí a gustarme de nuevo, a enamorarme de mí misma y a celebrar mi belleza sin reparos, porque es un don que recibí y quiero honrarlo.

Cuando me llegó la propuesta de subir contenido erótico a un sitio para adultos, acepté. En parte, por diversión, para darle vida a esa Silvina a la que le encanta jugar. Pero también como un paso más en este proceso de autoconocerme y liberar todas mis facetas. Así como me gusta mostrar mi recorrido espiritual, también quiero mostrar mi belleza física, porque es tan parte de mí como lo otro.

Hoy me encuentro fuerte, segura, más guerrera que nunca. Me miro al espejo y me acepto, me gusta lo que veo.

Hoy hago lo que tengo ganas de hacer, me siento libre y me quiero más que nunca.

No me da vergüenza ser como soy. Es más, estoy orgullosa de mí.

Me cuido, escucho a mi cuerpo y a mi alma. Incorporé muchas rutinas saludables para brindarme bienestar.

Me escucho a mí misma y trato de no dejarme arrastrar por las críticas, los prejuicios, las exigencias del afuera.

Pero este libro no es sobre mí. El propósito es compartir y acercar aprendizajes. Quiero contagiar alegría y deseos de transformación.

Este libro nace a la orilla de muchas cosas: de una pandemia, de un proceso de cambio, de una nueva forma de pensarme. Y a la orilla del mar, por supuesto, que tanto tiene que ver conmigo. Siempre en movimiento, siempre transformador. Y libre, sobre todo, libre. Cada marea hace que piense en mi vida, en mis decisiones y elecciones, en los cambios que atravesé y los que tengo por delante.

Camino. Respiro. Pienso en mi pasado y me reconcilio con cada situación que viví, incluso —o especialmente— las más dolorosas. Le doy las gracias a mi pasado porque me trajo hasta acá. Y disfruto este presente donde encuentro plenitud, paz, felicidad y que me permite, por fin, reunir fragmentos de mí misma que estaban dispersos.

Y agradezco.

Una y otra vez.

Es un día radiante.

Camino.

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