Llega a esa sala sanjuanina, y con entradas agotadas, la flamante puesta que abrió, hace pocas semanas, la temporada del Teatro Colón. Destaca la participación de la mendocina en el papel de Mimì.
El Teatro del Bicentenario de San Juan estrena esta noche “La Bohème” de Giacomo Puccini y los oídos de los melómanos de todo el país apuntan hacia allí. Lo hace con las entradas agotadas en las tres funciones y, lo que es notable, el regreso triunfal de la soprano mendocina Verónica Cangemi a sus tablas.
Decimos regreso porque Cangemi ya cantó allí antes: fue en la flamante primera temporada del teatro, en el 2017, con “Il barbiere di Siviglia” de Rossini. Desde entonces, la soprano ha encarado con éxito en el Teatro Colón papeles de peso verista: unánimes fueron las buenas críticas a su Liù, el tierno personaje de la ópera “Turandot”, que cantó en el 2019; y después se animó a seguir profundizando las heroínas puccinianas, en el desafío que le significó preparar el difícil rol de Mimì en la nueva producción que Stefano Trespidi diseñó para abrir esta temporada del coliseo porteño.
De hecho, la producción que se verá hoy, el sábado y el lunes es esa misma: es decir, nuevísima. Los ensayos en San Juan casi empezaron cuando la última gala se cantaba en el Colón, a finales de marzo.
De aquel elenco internacional solo quedó Cangemi para la reposición sanjuanina, en lo que a todas luces denota el compromiso suyo de seguir anclada a Cuyo y fomentando el arte que la ha hecho famosa en todo el mundo. Por otra parte, hay que destacar el esfuerzo de ese teatro por lograr que su público pueda disfrutar de una de las principales producciones de Buenos Aires y con apenas un mes de diferencia.
El clásico de Puccini no hay ni que presentarlo: la historia de los bohemios parisinos que viven en el Barrio Latino entre la pobreza y la voluptuosidad, entre las enfermedades y las pasiones. El poeta Rodolfo conoce a la tímida costurera Mimí y se enamoran, al tiempo que el pintor Marcello se reencuentra con la coqueta Musetta y viven un apasionado y contrariado romance. El músico Schaunard y el filósofo Colline son el contrapunto de ambas historias de amor.
A Cangemi la acompañan el Rodolfo de Gastón Oliveira Weckesser, el Marcello de Alfonso Mujica, la Musetta de Belén Rivarola, el Colline de Emiliano Bulacios y el Schaunard de Fernando Lazzari, bajo mendocino afincado en la provincia vecina, donde suele tomar parte de sus producciones operísticas.
La Orquesta de la Universidad Nacional de San Juan, bajo la dirección de Lorenzo Tazzieri, y Coro Universitario, dirigido por Jorge Romero, y el Coro de Niños y Jóvenes de esa institución, dirigido por Jorge Fuentes, terminarán de darle grandiosidad a una puesta que reluce por su fidelidad histórica, por el impecable diseño de vestuario y los decorados amplios, que recuerdan a la célebre puesta que Franco Zeffirelli diseñara para esta misma ópera.
Como último punto a destacar, esta es la primera ópera que el Teatro del Bicentenario monta con todo su staff y a lo grande. El año pasado en “Madama Butterfly”, cuando trajo nuevamente este género a Cuyo luego de la pandemia, el coro estuvo reducido y cantó fuera de escena. Ahora, en vías hacia la normalidad, la ópera puede volver a desplegar toda su grandeza.