La crisis interna del país, sumada a la regional, llevaron al gobierno a poner bajo resguardo los combustibles, que estaban siendo robados para contrabandear a países vecinos.
Varios sectores de la población volvieron a tomar las calles de Bolivia esta semana, para que el Gobierno dé una solución al alza de los costos de los productos de primera necesidad, además de la falta de dólares y combustibles.
Los grupos comerciantes cumplieron el segundo día de la marcha que partió en la víspera de la población altiplánica de Patacamaya y que tiene previsto llegar a La Paz, sede del Gobierno y el Parlamento, el 17 de junio.
En Sucre, la capital constitucional de Bolivia, personas de las juntas vecinales se movilizaron contra el alza de los alimentos y otros productos esenciales, mientras que en Potosí los grupos de comerciantes también marcharon bajo las mismas exigencias.
El incremento de los precios de algunos alimentos y la falta de combustibles coincide con la ausencia de dólares y las restricciones en el sistema financiero para el cambio de divisas hace varios meses.
Esto derivó en la decisión del gobierno de poner a las Fuerzas Armadas de Bolivia a controlar, desde este miércoles, algunas de las estaciones de venta de combustibles con el fin de frenar el desvío de diésel y gasolina para el contrabando en los países vecinos, mientras continúan las protestas sociales por la falta de dólares y por el incremento de los costos de los alimentos.
Las estaciones de servicio en las principales ciudades del país cuentan desde esta madrugada con la vigilancia de varios militares, mientras se efectúa la venta regular de combustibles y sin las filas que hubo hace algunos días.
“Ha habido un despliegue de militares para que puedan ayudar en el control de algunas gasolineras”, confirmó el viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes. El funcionario señaló que esa presencia es para hacer el “control” a los carros cisterna que trasladan combustibles y a quienes compran, de forma que no hagan un “carguío adicional” de diesel o gasolina para la reventa.
El costo del litro de diesel y gasolina en Bolivia es de 3,7 bolivianos (0,54 dólares), menor al de los países vecinos, por lo que hay personas que aprovechan para revender esos combustibles en las fronteras y obtener algunas ganancias.
En la víspera, el presidente boliviano, Luis Arce, indicó que la “especulación” y los “intereses políticos personales” ocasionaron problemas en la distribución normal de diésel y gasolina, junto al incremento de productos como el tomate, cebolla y arroz.
El mandatario dispuso que se refuercen los controles en los puntos de frontera hacia Argentina y Perú para evitar el contrabando de alimentos de Bolivia hacia esos países, además comprometió “todo el empeño” del Gobierno “para garantizar el poder adquisitivo de la población”.