La mala situación económica del país, la descalificación de numerosos candidatos reformistas y el desapego político, acentuado por las protestas desatadas por la muerte de Amini tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo, signan los comicios este viernes.
Las elecciones al Parlamento y a la Asamblea de Expertos de Irán comenzaron este viernes entre la indiferencia de los ciudadanos y llamadas al boicot, en los primeros comicios en el país desde las protestas desatadas por la muerte de Mahsa Amini en 2022.
Unos 15.200 candidatos -1.713 de ellos mujeres- compiten por los 290 escaños del Parlamento, mientras que 144 clérigos se presentan a los 88 puestos de la Asamblea de Expertos, órgano que elige al líder supremo de la República Islámica en caso de vacante. Este organismo se elige cada ocho años y el resultante de estas elecciones podría tener una gran importancia dada la elevada edad del líder supremo de Irán, Ali Jameneí, de 84 años.
Los comicios llegan dominados por el bloque conservador, que ahora cuenta con mayoría parlamentaria, tras la descalificación de numerosos candidatos reformistas, que han puesto en duda la libertad de las elecciones y, en algunos casos, llamado al boicot.
El proceso electoral está marcado por cierta indiferencia y apatía entre el electorado debido a la mala situación económica del país, la descalificación de numerosos candidatos reformistas y el desapego político, que se acentuó por las protestas desatadas por la muerte de Amini tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo.
Durante meses, jóvenes iraníes protestaron en las calles del país al grito de “mujer, vida, libertad”, pidieron libertades y el fin de la República Islámica, en unas protestas que se apagaron tras la muerte de unos 500 manifestantes a manos de las fuerzas de seguridad.
Las encuestas sitúan la participación entre un 30% y un 41%, en comparación con las legislativas de 2020 en las que votó un 42%, el nivel más bajo en la historia de la República Islámica.