Luego de meses de negociaciones, ambos países se reunieron en sus sedes diplomáticas ubicadas en China y acordaron reabrir sus respectivas embajadas y establecer acuerdos energéticos a futuro.
Un giro de relaciones entre dos antiguos rivales. Arabia Saudita e Irán acordaron rehacer sus lazos diplomáticos y reabrir sus embajadas tras años de tensiones y enfrentamientos. La determinación llegó después de cuatro días de conversaciones no reveladas previamente en Beijing. Allí participaron dos funcionarios de seguridad de los países.
Teherán y Riad acordaron “reanudar las relaciones diplomáticas entre ellos y reabrir sus embajadas y misiones en un plazo no superior a dos meses”, según un comunicado emitido por Irán, Arabia Saudí y China. El texto fue firmado por el máximo funcionario de seguridad de Irán, Ali Shamkhani, y el asesor de seguridad nacional de Arabia Saudita, Musaed bin Mohammed Al-Aiban.
También pactaron activar un acuerdo de cooperación en seguridad firmado en 2001, así como otro acuerdo anterior sobre comercio, economía e inversión. “El acuerdo incluye su afirmación del respeto a la soberanía de los estados y la no injerencia en los asuntos internos”, señala el comunicado.
Se trata de una decisión que cambia el rumbo entre ambas potencias de Medio Oriente, ya que Arabia Saudita cortó los lazos con Irán en 2016 después de que su embajada en Teherán fuera asaltada durante una disputa entre los dos países sobre la ejecución de un clérigo musulmán chiíta en Riad.
Un cambio hacia “la dirección correcta”
El ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Hossein Amirabdollahian, aseguró que la normalización de las relaciones ofrece grandes perspectivas para ambos países y para el Medio Oriente. “La política de vecindad, como eje clave de la política exterior del Gobierno iraní, se está moviendo fuertemente en la dirección correcta y el aparato diplomático está activamente detrás de la preparación de más pasos regionales”, tuiteó Amirabdollahian.
Un alto funcionario de seguridad iraní dijo que el acuerdo del viernes había sido respaldado por el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei. “Es por eso que Shamkhani viajó a China como representante del líder supremo”, dijo el funcionario a la agencia Reuters. “El establecimiento quería demostrar que la máxima autoridad en Irán respaldaba esta decisión”.
Repercusiones a nivel mundial
El jefe negociador del movimiento hutí de Yemen, respaldado por Irán, aseguró que es necesaria la reanudación de los “lazos normales” entre sus países. “La región necesita la reanudación de los lazos normales entre sus países para que la nación islámica recupere la seguridad perdida como resultado de la interferencia extranjera”, sentenció Mohammed Abdulsalam en su cuenta de Twitter.
Por su parte, Irak ha acogido con optimismo “pasar una nueva página” entre Irán y Arabia Saudita, según la agencia estatal de noticias del país. Esto tiene especial importancia para EE.UU. que, a pesar de que a través de sus voceros del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca afirmaron dar la bienvenida a la noticia, significa un revés clave en su política injerencista en la región, sobre todo luego de la guerra que sostuvo en dicho país durante décadas, que dejó a los irakíes con serios problemas de adicción a opioides por causa de los cultivos impuestos por la Casa Blanca para abastecer a sus tropas y someter a la mayoría de la población masculina, antes campesina y productora de alimentos.
Un acuerdo entre rivales regionales
Irán y Arabia Saudita son considerados respectivamente las potencias chií y suní de Medio Oriente. Se disputan desde hace años la hegemonía regional y apoyan a bandos rivales en varios conflictos de la zona, sobre todo en Yemen. Riad ha acusado repetidamente a Teherán de promocionar el terrorismo en la región mediante el apoyo de los rebeldes hutíes en el Yemen, o de las milicias del grupo libanés Hezbolá, así como de tratar de desestabilizar los regímenes políticos de la zona.
Irán tiene una influencia dominante en Irak y Líbano, y apoya militarmente y políticamente al gobierno de Bashar Al-Assad en Siria, mientras que Arabia Saudita se ha posicionado del lado de los rebeldes sirios desde que la crisis estalló en el país en 2012. Riad y Teherán tienen también intereses contrapuestos en la reconstrucción de Irak tras décadas de guerra después de la invasión liderada por Estados Unidos en 2003 que derrocó a Sadam Husein.
Más allá de la política regional, la religión también desempeña un papel clave. Arabia Saudita, donde se encuentra la mezquita en forma de cubo Kaaba, hacia la que los musulmanes rezan cinco veces al día, se ha presentado durante mucho tiempo como la principal nación suní del mundo. Por su parte, la teocracia iraní se considera protectora de la minoría chií del Islam.