La pareja frenó un momento para ir al baño. Pero en cuanto el hombre terminó, subió al vehículo y se fue, mientras que la mujer quedó varada y caminó más de 20 kilómetros hasta que pudo encontrar ayuda.
Una pareja que viajaba por una ruta en Tailandia frenó un momento para poder hacer sus necesidades fisiológicas. Aunque la gran sorpresa fue que el hombre terminó, subió al auto y manejó 150 kilómetros sin darse cuenta de su olvido.
Boontom Chaimoon y su pareja Amnuay regresaban a Maha Sarakham de unas vacaciones en Bangkok el día de Navidad cuando, alrededor de las 03:00 horas, decidieron frenar para bajarse a orinar en el costado de la ruta, según medios nacionales.
El diario India Times informó que Boontom no se dio cuenta de que Amnuay había bajado del auto al mismo tiempo que él para ir a hacer sus necesidades a un bosque cercano.
Cuando el hombre regresó al automóvil, se subió y siguió su viaje. Mientras su mujer cuando volvió del improvisado baño en el bosque y vio cómo su esposo se iba solo. Completamente confundida, Amnuay comenzó a caminar sin rumbo en busca de ayuda. Dos horas más tarde y después de haber caminado 20 kilómetros, finalmente, pudo contactarse con la policía.
Acompañada por los agentes, la “esposa abandonada en el bosque” intentó llamar a su esposo para que la recogiera, pero no pudo encontrar su teléfono porque lo había dejado en un bolso adentro del auto.
Tres horas después, a las 8, la mujer finalmente pudo ponerse en contacto con su esposo y fue allí cuando se dio cuenta de que el hombre había conducido 159.6 kilómetros sin ella.
El hombre regresó y se disculpó con su mujer, y contó que pensó que ella estaba durmiendo en el asiento trasero del auto.
Según contaron para los medios locales, esta no es la primera vez que el marido se olvida a su esposa durante una parada. También ocurrió un hecho similar cuando viajaba de Brasil para Argentina y se olvidó a su mujer en una estación de servicio.
El reencuentro del matrimonio, juntos desde hace 27 años, fue más suave de lo que se esperaba. No hubo discusiones, ni gritos, ni nada parecido.
Seguí leyendo
