“Para mí representa recuerdos únicos con mi viejo, así que no me voy a dar por vencido”, dijo Mauro Pisano.
Mauro Pisano tiene 43 años y desde hace dos décadas busca el auto de su papá. Ese Renault Torino color gris perla no es un automóvil más. Para él, y para su familia, es un signo de época, una huella familiar de los momentos felices.
Pisano perdió a su padre cuando tenía 6 años. Así como otras personas han podido recuperar autos familiares y reciclarlos, el hombre tiene en mente ese objetivo y sueña, en algún momento, poder lograrlo.
En 2019 lo halló, pero hasta el momento no lo pudo comprar porque su actual dueño no lo quiere vender. “Para mí representa recuerdos únicos con mi viejo, así que no me voy a dar por vencido”, le contó a Infobae, en una entrevista.
Un tiempo atrás: en búsqueda del Torino de papá
Mauro Pisano nació u se crió en Lomas de Zamora, en la provincia de Buenos Aires. Estudió ingeniería mecánica. En 1997 hizo el primer intento de dar con el paradero del vehículo, pero no fue hasta 2019 que supo dónde estaba.
Con la ayuda de Google Maps, identificó la casa del dueño actual, y se acercó para contarle su historia. “Fui hasta cinco veces por año a pedirle por favor que me lo venda, incluso le mostré los papeles para que comprobara que era de mi viejo, pero no me lo vendió”, expuso.
El deseo de Mauro también es compartido con sus hermanos, quienes pretenden, en algún momento, lograr ese objetivo.
“Tenía 17 años cuando los tres hermanos nos propusimos comprar un Torino como el que había tenido mi viejo, queríamos la misma coupé modelo 71, pero no la encontramos y lo más parecido que conseguimos fue una modelo 81, que por dentro es muy diferente al que tenía mi papá”, describió.
El Torino, un legado familiar
Mauro hoy es papá primerizo. Tiene un hijo de año y medio y el anhelo de recuperar el Torino cada vez cobra más sentido para su historia familiar.
Su actual dueño se ha negado en reiteradas oportunidades a venderlo. Según Pisano, el hombre no sabe manejar pero ese Torino lo había comprado su padre, razón por la cual no está a la venta.
“Le ofrecí comprarle para él otro Torino, porque pensé que capaz no se quería desprender y quería otro, pero no, me dijo que él ni siquiera maneja, que el auto se lo compró a su papá, que ya falleció, y que por eso no lo quiere vender”, describió.
Se toma con humor la similitud del valor simbólico que tiene para ambos, y que ese sea el motivo por el que no se pueden poner de acuerdo, pero también aclara que va a seguir insistiendo.
“Me contó que se lo quisieron comprar varias veces, pero que lo querían para desarmarlo, y no quiere que termine todo desarmado; traté de explicarle que yo jamás lo vendería en partes, si justamente lo que a mí me importa es que el auto está todo armado, no tiene faltantes, está tal como lo tenía mi viejo, y si bien está arrumbado desde 1999, sin las llantas, y hay que hacerle un montón de trabajo, yo lo volvería hacer”, contó.
Hasta el momento, no volvió a insistir. Mauro no pierde las esperanzas que un día el actual dueño del Torino lo llame.
“Hace casi un año que no voy, y una vez me dijo: ‘Tranquilo que cuando yo me decida a venderlo, te voy a llamar a vos’, pero nunca pasó, y lastimosamente sé que no me lo quiere vender porque le recuerda a su papá, exactamente igual que a mí”, cerró.