El interbloque de diputados se reconfigura y todas las miradas apuntan al bloque amarillo, que se divide entre los que acompañan a Javier Milei y los que se mantienen neutrales. La renovación partidaria en el PRO y la UCR es clave para el nuevo armado. Siguen los dardos internos contra Mauricio Macri.
“Hoy la pelota la tiene el PRO”. La frase, que se escucha en varios despachos radicales, sintetiza la definición que tiene en sus manos Juntos por el Cambio en la Cámara de Diputados, donde el sector más moderado, que rechaza apoyar al libertario Javier Milei en el balotaje, ya imagina un nuevo espacio de “centro” para iniciar la reconstrucción de la alianza.
Tras una semana con teléfonos al rojo vivo, discusiones por Twitter y revoleo de comunicados, en la Cámara baja todavía no hay certezas sobre el futuro del interbloque opositor, que a partir del 10 de diciembre tendría, de mantener la unidad, 93 representantes. A diferencia del Senado, donde hubo foto conjunta, en Diputados corren todo tipo de especulaciones.
Todas las miradas apuntan al PRO, que se partió en dos grupos: los que apoyan el pacto del expresidente Mauricio Macri con Milei (afirman que serían unos 30 de los 41, entre ellos el jefe del bloque, Cristian Ritondo, y otros como Hernán Lombardi, Alejandro Finocchiaro y Luciano Laspina), y aquellos que se mantienen neutrales, como María Eugenia Vidal.
El último viernes, Ritondo puso a circular un comunicado de apoyo a Milei dentro del bloque, pero el documento nunca salió a la luz. Cerca del bonaerense explicaron que se decidió dar libertad individual para comunicar las posturas, pero diputados consultados por este medio hablaron de “aprietes” no solo del jefe del bloque, sino también del propio Macri.
“Macri está tensionando por demás la cuerda. Él mismo está rompiendo Juntos por el Cambio”, lamentó un legislador “neutral” del PRO.
De lado de los que apoyan a Milei, otro diputado que mantuvo su nombre bajo reserva minimizó las peleas. “Lo que hizo Patricia (Bullrich) estuvo perfecto y no comprometió al partido. Acá no hay una ruptura, hay un reacomodamiento natural. El interbloque nunca existió, es una entelequia. Cada ley es una ingeniería para conseguir los votos”, dijo.
¿Un nuevo espacio?
En este escenario, la UCR, Evolución Radical, la Coalición Cívica, el Peronismo Republicano, el GEN de Margarita Stolbizer y el sector de Emilio Monzó se muestran alineados contra las dos opciones del balotaje y aspiran a contener al sector del PRO que rechaza la postura de Bullrich. En los primeros conteos, aunque todavía prematuros, se habla de un espacio de unos 60 diputados de “centro”.
“Después de cuatro años de kirchnerismo donde nos mantuvimos unidos, si gana Massa sería una locura que nos partamos. Si hay una ruptura, será del PRO”, interpretó un dirigente radical que participó activamente en la redacción final del documento que difundió el Comité Nacional el miércoles, donde informaron que no acompañarán ni a Milei ni a Massa.
También queda por verse cómo se reconfigura el radicalismo, que renueva autoridades a nivel nacional a fines de diciembre. Se define la sucesión de Gerardo Morales, y Lousteau, actual vicepresidente segundo, vuelve a pedir pista para conducir. El gobernador jujeño quedó debilitado tras la interna donde acompañó a Horacio Rodríguez Larreta.
De la elección en la UCR se derramará el reparto de poder en el Congreso y la posibilidad de reunificar los bloques. El cordobés Rodrigo De Loredo, jefe de Evolución Radical, sigue como diputado hasta 2025, mientras que Mario Negri termina mandato y se despide después de 24 años.
Al igual que en el PRO, dentro del partido centenario también hay desconfianzas. Aunque hubo satisfacción por el pronunciamiento sobre el balotaje, la reunión del miércoles tuvo algunos chispazos y un sector expresó malestar por las declaraciones previas de la vicepresidenta, María Luisa Storani, llamando a votar a Massa.
Por su parte, el PRO también renueva autoridades en diciembre y de eso dependerá, también, la reconfiguración del partido fundado por Macri. Hay varios nombres en danza para suceder a Bullrich, que van desde Vidal hasta el jefe de Gobierno porteño electo, Jorge Macri, y los mandatarios electos Rogelio Frigerio (Entre Ríos) e Ignacio Torres (Chubut).
En este contexto de renovación, el futuro del interbloque de diputados todavía está bajo signos de interrogación. “Hay que esperar. Hoy no se puede hablar de nada”, reconoció un diputado radical mientras se enteraba, por teléfono, del tuit incendiario de Lombardi contra Lousteau por haber responsabilizado a Macri del “fracaso” de Juntos por el Cambio.
Al revés de Lombardi, muchos diputados se llamaron a silencio y tomaron distancia de los medios para no echar más leña al fuego. La semana entrante, todos volverán a verse las caras en la Asamblea Legislativa que se realizará el jueves para cumplir con el trámite formal de proclamar a las dos fórmulas que competirán en la segunda vuelta.
Cruzando el Salón de Pasos Perdidos, en el Senado Juntos por el Cambio logró mantener la unidad, (al menos hasta el 10 de diciembre) bajo el paraguas de los diez gobernadores, que buscan liderar desde el rol de oposición que, entienden, les dieron las urnas.
La particularidad de la coalición en la Cámara alta es que se queda sin jefaturas, porque el mendocino Alfredo Cornejo asumirá la gobernación de Mendoza; el titular del bloque PRO, Humberto Schiavoni termina mandato; y su par del bloque radical, Luis Naidenoff, no pudo renovar su banca.
El PRO también está dividido entre los que apoyan a Milei (como Schiavoni y Alfredo De Angeli) y los que no, como la larretista Guadalupe Tagliaferri. Según supo este medio, la senadora porteña suena fuerte como nueva jefa del bloque. El radicalismo, por su parte, incorporará una figura de peso como es la del actual gobernador mendocino Rodolfo Suárez, que asumirá en reemplazo de Cornejo.