Los operadores del candidato oficialista dicen que intendentes peronistas y radicales colaborarán con la fiscalización.
A pocos días del primer desembarco del lunes próximo en Córdoba antes del balotaje del candidato presidencial oficialista Sergio Massa, los principales operadores massistas trabajan en la fiscalización y en la organización de la campaña, con la mira puesta en el 19 de noviembre.
Además de buscar votos para Massa, sobre todo del PJ, pero también del radicalismo y de vecinalistas, los massistas buscan garantizar la fiscalización de la segunda vuelta.
En cuanto a la fiscalización, tienen algunas certezas. En Capital, se dividió en dos grupos: Olga Riutort aportaría 1.871 fiscales. La misma cantidad que pondrán la diputada nacional Gabriela Estévez y todas las vertientes del kirchnerismo.
En el interior, los massistas aspiran a contar con 5.500 fiscales que supervisen los comicios. Carlos Caserio, Martín Gill, Federico Alesandri y Rodrigo Rufeil se han dividido los departamentos para fiscalizar.
El principal operador massista, Juan José “Juanjo” Álvarez, estuvo toda la semana en Córdoba hablando con intendentes peronistas, radicales, vecinalistas y hasta del PRO.
Cree que tendrán el apoyo de más de 240 intendentes de los distintos partidos, pero, sobre todo, del PJ.
“Para los peronistas no hay neutralidad que valga si al frente hay un candidato como Milei, que encima tiene el apoyo de Macri y de Bullrich”, dijo un intendente peronista del sur, que trabajó para la candidatura presidencial de Juan Schiaretti, pero que el jueves se reunió con Álvarez y prometió apoyar a Massa.
Conducción
La campaña de Massa en Córdoba es conducida por el bonaerense “Juanjo” Álvarez. Es quien tiene la última palabra en las decisiones.
El PJ nacional, con sus distintos sellos electorales en la provincia que se fueron sucediendo -Frente para la Victoria, Frente de Todos y ahora Unión por la Patria-, nunca pudo superar las tensiones internas entre el kirchnerismo y el PJ tradicional.
Massa conoce esta realidad desde 2015, cuando fundó la alianza electoral con José Manuel de la Sota, Unión por una Nueva Alternativa (UNA).
Las tensiones comienzan con el armado de las listas, que luego se extienden en la campaña. En estas elecciones, no fue la excepción.
Luego de la confirmación de Massa como candidato presidencial, Cristina Kirchner impuso los dos primeros candidatos a diputados.
Ubicó a dos dirigentes de su confianza: la diputada Gabriela Estévez y el exlegislador Martín Fresneda, titular del Observatorio de Derechos Humanos del Senado. Estévez consiguió su reelección.
En este contexto, Massa tuvo una estrategia para Córdoba, el distrito electoral más adverso para sus aspiraciones presidenciales: le dejó a Cristina Kirchner la potestad de las candidaturas, pero se hizo cargo de la campaña, luego de las Paso.
Fue lo que ocurrió. “Juanjo” Álvarez llegó a Córdoba para organizar la campaña para las generales del 22 de octubre, luego de que en las primarias cada sector de Unión por la Patricia hizo campaña por su cuenta.
Álvarez acordó con tres sectores: el cristinismo de Estévez; el grupo de intendentes que conduce Carlos Caserio, con inserción en Punilla, y la otra pata peronista que encabeza el villamariense Martín Gill, con intendentes de los departamentos San Martín, Marcos Juárez y Unión.
Riutort, en Capital, y Federico Alesandri, en Calamuchita, también responden a Caserio, vicepresidente del Banco Nación.
Divididos para trabajar en distantes regiones del interior, Massa consiguió mejorar cinco puntos en las generales respecto de las Paso.
Ahora viene un desafío mayor: que Massa alcance en Córdoba un techo del 35% en el balotaje. Para ese objetivo necesita fiscalización y apoyo del PJ, de vecinalistas y de una porción de la UCR. Los massistas creen que lo tendrán, aunque el objetivo electoral es mucho más austero que ganarle a Milei en este distrito.
Con mucha reserva, se negocia que la Capital firme para tener la tarjeta Sube
Sergio Massa tiene previsto venir a Córdoba el próximo lunes, en una breve estadía que comprenderá visitas a Río Cuarto y a James Craik y un acto masivo en el club Juniors, de la ciudad de Córdoba.
El acto político más fuerte será la firma en Río Cuarto para que las ciudades más grandes de la provincia se sumen al programa de la tarjeta Sube, que se utiliza en el transporte urbano en el Área Metropolitana de Buenos Aires (Amba) y en la mayoría de las capitales provinciales.
Las versiones indican que Río Cuarto, Villa María, San Francisco y Río Tercero firmarían el convenio para tener la Sube. Las mayores expectativas pasan por si se sumará a este convenio la ciudad de Córdoba, gobernada por Martín Llaryora.
Hasta anoche, desde el municipio capitalino le dijeron a La Voz que “no había novedades”, aunque hay gestiones que lleva adelante el secretario de Transporte de la Nación, el riocuartense Marcos Farina, pese a que el intendente capitalino está fuera del país.
El acto en Juniors contará con el apoyo de militantes de la Capital, pero también, de los que aportarán intendentes peronistas del interior que respaldan a Massa.