Seis autoridades del Colegio del Salvador y de la Compañía de Jesús (Jesuitas) fueron denunciadas como encubridores de abusos de un religioso que falleció en Mendoza en 2015. El abogado de los acusados insiste en que ellos desconocían los abusos e, incluso, iniciaron el proceso para dimitirlo cuando se conoció la primera denuncia.
Una grave denuncia por abusos sexuales en el Colegio del Salvador (perteneciente a la Compañía de Jesús y ubicado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires) reavivó durante los últimos meses los difíciles momentos vividos por ex alumnos hace más de 20 años en esta institución ubicada en la porteña calle Callao. Y es que 10 ex estudiantes, en calidad de víctimas de tocamientos y abusos sexuales perpetrados por un religioso que se desempeñaba en el establecimiento educativo, denunciaron recientemente a 6 trabajadores del colegio como “encubridores” de estos abusos.
El autor de los episodios es César Fabián Fretes, un ex miembro de la compañía (completó el seminario, aunque no llegó a ordenarse como cura) y quien falleció en 2015. En 2003, ni bien se tomó conocimiento de la primera denuncia por abusos -los padres de un alumno lo manifestaron a las autoridades escolares y religiosas-, Fretes fue trasladado a Mendoza y se inició todo un proceso interno e investigativo dentro de la orden. Y en 2007, cuando la expulsión de Fretes era inminente dadas las pruebas y la denuncia, el propio religioso dimitió a la Compañía de Jesús (conocida popularmente como Los Jesuitas). En 2015, Fretes falleció en Mendoza.
Entre los actuales denunciados por encubrimiento hay un sacerdote mendocino, y precisamente fue quien recomendó que al religioso que había cometido los abusos se lo trasladara a Mendoza. Y es justamente el abogado de los denunciados -entre quienes está el sacerdote mendocino- quien intenta limpiar a los señalados de las acusaciones.
“Mis defendidos van a honrar lo que dice la justicia. Están denunciados por hechos falsos y atípicos. ¿Cómo van a participar de algo que ignoraban? Es un absurdo jurídico esta denuncia, ni siquiera se los ha imputado, solamente están denunciados”, destacó el abogado y doctor en derecho canónico, Alejandro Lopez Romano en diálogo con Los Andes.
El abogado, además, se mostró sorprendido por la decisión de la Justicia de ordenar y llevar adelante un aparatoso allanamiento en marzo de este año y en las instalaciones del Colegio del Salvador, en búsqueda de documentación que pudiera ser de valor para confirmar la denuncia de encubrimiento contra las 6 ex autoridades del establecimiento y quienes aún son parte de la orden.
“Quienes hoy están denunciados siempre pusieron todo a disposición. Los denunciantes, por medio de su abogado, pidieron vía mail que se entregue toda la documentación disponible. Nosotros consideramos y dijimos que ese no era el medio, que fueran a la Justicia. Quizás la forma hubiese sido un oficio judicial y no un allanamiento. Además, a donde fueron quienes realizaron el allanamiento, no había nada, por lo que voluntariamente -al día hábil siguiente- presentamos toda la documentación que teníamos en otras oficinas”, resume el abogado de los denunciados.
“Ni siquiera han sido imputados ni llamados a declarar mis defendidos. Nosotros presentamos una excepción de falta de acción, le decimos al juez que cada persona denunciada no cometió el delito por el que se la acusa. Porque para participar de un hecho, debo conocerlo. ¿Cómo pueden corromper menores si ignoraban los hechos?”, agrega López Romano, y completa: “Bajo el argumento que son partícipes, denunciar como encubridoras a personas que ignoraban los hechos es un escándalo.
Un abuso denunciado en 2003
Según destaca el abogado de las entonces autoridades del Colegio del Salvador y de la Compañía de Jesús denunciados por los 10 ex alumnos, en 2003 -cuando se tomó la decisión de trasladar a Fretes a Mendoza- existía una única denuncia que había llegado al colegio.
Concretamente, fue durante el acto de fin de curso celebrado ese año cuando el padre de uno de los niños que estaba en sexto grado (donde Fretes se desempeñaba como tutor) se presentó ante los directivos y contó que Fretes había tocado la zona genital de su hijo. Los otros 9 denunciantes, en tanto, se animaron a hablar de lo que vivieron varios años después.
“Un solo abuso se denunció en 2003 en la institución. Y no hubo denuncia penal. En aquellos años, los delitos de instancia privada solo podían ser denunciados por las víctimas o los padres, no podían ir otras personas”, destaca el abogado de los denunciados por encubrimiento. Y agrega que recién a partir del 25 de octubre de 2018 cambió la forma de actuar ante los delitos de instancia privada, facultando a aquellas personas que no sean los padres a hacer la denuncia. “Hasta 2018, solo padres o ellos (NdA: como víctimas) podrían haberlo hecho”, insiste.
“Lo primero que se le dijo a los padres de este niño y quienes vinieron al colegio fue que fueran a la Justicia. No hubo encubrimiento”, reafirma, categóricamente, López Romano. Y aclara que desconoce por qué motivo ellos optaron por no hacerlo oportunamente.
El traslado a Mendoza y la dimisión
Según explica el abogado defensor de los denunciados, luego del acto de fin de curso de 2003, el entonces rector general, Rafael Velasco (uno de los denunciados actualmente), suspendió a Fretes a raíz de la denuncia que había llegado al colegio.
“Cuando vino el padre a relatar este hecho, Rafael Velasco separó a Fretes y lo puso a disposición de la autoridad. Fretes nunca volvió a tener contacto con alumnos después de la denuncia. Él era religioso, un laico consagrado. A partir de ese momento se comunicó al superior canónico para que tomara medidas y lo suspendió inmediatamente. Además, lo envió a lo que se consideraba la comunidad más idónea en la época, que estaba en Mendoza. Allí la Compañía de Jesús contaba con una comunidad muy populosa. Por eso Fretes fue a Mendoza, pero a él no se lo envía al colegio San Luis Gonzaga”, aclara el abogado, quien aporta que en la provincia estaban las “mayores garantías” y subraya que “a Fretes no se lo envió para sacárselo de encima”.
Mientras estuvo en Mendoza y siguió perteneciendo a la orden de los Jesuitas, Fretes cumplió tareas administrativas. Y ya en 2007 se terminó de resolver su situación interna y religiosa, que derivó en la dimisión de Fretes.
“Cuando estaba todo listo para dimitirlo (NdA: decisión que correspondía al superior) y él se vio venir la decisión, el propio Fretes solicitó su dimisión”, sostiene López Romano.
Ya en 2015, fuera de la Compañía de Jesús y radicado en Mendoza, Fretes falleció como consecuencia de un cáncer.
“La intención de mis defendidos es estar a disposición de la Justicia, que se busque la verdad y honrar a la ley. Hay una exposición mediática con una sola versión”, se defiende -y defiende a sus representados- el abogado de los religiosos. “Se ha presentado una denuncia como que ellos entregaban a los chicos para que los abusen. Estamos ante 5 personas a quienes les arruinaron la fama, esto es una aberración jurídica. Puedo pensar cuáles fueron las razones. Tal vez lastimar, tal vez proyectar las responsabilidades que no tuvieron sus padres. Puedo incluso especular con que hay un interés económico ya que hay un juicio millonario. Porque primero fueron a los medios, como estrategia de presión”, acusa López Romano.
“Acá se va a acatar lo que la Justicia falle, en un debido proceso y con una sentencia que pueda sopesar las diferentes realidades de los 10 chicos. Lo que la Justicia dictamine, la Compañía de Jesús lo va a acatar a rajatablas”, enfatiza.
En cuanto a la culpabilidad de Fretes de los abusos por los que fue denunciado, el abogado de los religiosos sostiene que es algo que nunca se puso en duda dentro de la Compañía de Jesús. No obstante, aclara que tampoco el acusado reconoció la culpabilidad de los abusos (o del abuso, ya que en 2003 solo se denunció un solo caso, de acuerdo a los registros con que cuenta el Colegio del Salvador).
“De acuerdo a lo que hay en constancia dentro de la documentación de la época en el colegio, Fretes aceptó las medidas y allí empezó todo el proceso”, acota.
Fretes quiso participar de un retiro donde habían niños, pero no se lo permitieron
Si bien Fretes llegó a Mendoza con una restricción de acercarse a menores mientras siguió siendo “hermano” en Mendoza -disposición interna y administrativa-, un exalumno del Colegio del Salvador confirmó a Los Andes hace algunos meses que en un campamento del que participaron en San Rafael (habían viajado desde Buenos Aires), Fretes fue a visitar al contingente y estuvo con los chicos. Fue en 2005, en plena investigación interna del colegio y cuando el religioso ya había sido trasladado a Mendoza y tenía la prohibición vigente.
El abogado de los curas y religiosos denunciados recientemente confirmó que este episodio existió, aunque -a diferencia del exalumno consultado por Los Andes- negó que haya llegado a estar con los niños.
“A los retiros iban siempre supervisados por mayores. Existe y está documentada una versión de que Fretes se escapó del lugar donde estaba asignado y quiso acercarse al campamento, pero nunca logró tomar contacto con ningún menor. Apenas se enteraron las autoridades y mayores que Fretes estaba ahí, no le permitieron el acceso al retiro”, aclara López Romano.
Los abusos de Fretes
A raíz de que los padres de la primera víctima no denunciaron el episodio de abuso en la Justicia, el caso no llegó a la Justicia oportunamente. No obstante, hace unas semanas, una causa penal derivada de estos episodios se reactivó en CABA.
El viernes 10 de marzo, por disposición del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 59, se realizó un allanamiento en las instalaciones del Colegio del Salvador. Y es que 6 autoridades y ex autoridades de la institución están siendo investigadas como “participes necesarios de los delitos de abuso sexual, corrupción de menores y encubrimiento agravado”.
Entre los 6 denunciados, se destaca un cura que es parte de la comisión y del equipo directivo de un conocido colegio religioso mendocino dependiente de la orden de los jesuitas en la provincia.
El sacerdote denunciado tiene 63 años, nació en Mendoza y fue, además, rector de la Universidad Católica de Córdoba desde 2013. Y si bien el cura tiene domicilio en la provincia mediterránea, tiene cargos activos en el colegio de la Compañía de Jesús de Mendoza (donde, además, es principal y capellán). Toda esta información fue confirmada a Los Andes por los voceros de la Compañía de Jesús en Argentina hace unos días.
Junto al cura mendocino han sido denunciados y están siendo investigados como partícipes y encubridores de los abusos de Fretes otros 5 integrantes de la orden a nivel nacional, entre quienes se destacan el rector y vicerrector del Colegio del Salvador en el momento en que las víctimas denuncian haber sido abusadas y otros hombres acusados de encubrir los hechos perpetrados por Fretes, de hacer lo propio ante la inacción de las autoridades y también de haber ocultado pruebas de los episodios. Ellos son los que están siendo defendidos por el abogado Alejandro López Romano.
En cuanto al señalado como autor de los abusos, César Fabián Fretes, se desempeñó como tutor de los alumnos de sexto grado del Colegio del Salvador entre los años 1997 y 2003.
“Con relación al modo de comisión de dichas agresiones sexuales, se destacó -como patrón común- que César Fretes construía un vínculo de confianza con los niños, quienes veían en él una figura de acompañante por su rol de tutor, además de que era el encargado de impartir la ‘Educación para el amor’, una suerte de educación sexual que lo habilitaba para indagar en cuestiones relativas al desarrollo y la sexualidad de los estudiantes”, se destaca, además, en el expediente.
En ese mismo documento se aclara que en el despacho de Fretes, ubicado en el tercer piso del edificio del colegio -y que, además, tenía las ventanas cubiertas por cartulinas-, el entonces tutor mantenía charlas con los alumnos, y que siempre giraban en torno a temas relativos a la sexualidad. Incluso, les preguntaba a los niños si ya se habían masturbado, o -con la excusa de mostrarles el funcionamiento y anatomía de sus genitales- hacía que se bajaran los pantalones, que le mostraran sus partes íntimas y a algunos los tocaba.
Siempre de acuerdo a las denuncias -detalladas en la resolución judicial de la causa que avanza en los tribunales- Fretes solía además acompañar a los alumnos en las actividades extracurriculares, como campamentos o retiros espirituales. Y en ese momento, aprovechando que los niños se quedaban a dormir sin la supervisión de sus padres, el religioso entraba a las carpas o a las habitaciones y les tocaba los genitales mientras dormían. Y si alguno se despertaba, Fretes inventaba alguna excusa para justificar este accionar.
Recién a comienzos de junio del 2022 se conocieron públicamente los episodios que tuvieron a Fretes como principal acusado. Fue luego de que Pablo Vío y Gonzalo Elizondo, dos ex alumnos del Colegio del Salvador, dieran detalles a los medios sobre los ataques que sufrieron por parte del religioso Fretes. Y es que, en las últimas dos décadas, descubrieron que no habían sido víctimas de episodios aislados, sino que distintos ex estudiantes -algunos que ni se conocían entre sí- estaban marcados por estos mismos episodios y con el mismo protagonista.