un sismólogo y una ingeniera especializada en construcción destacaron que, si bien fue menor en magnitud comparado con el de hace 77 años, el movimiento de anoche en San Juan tuvo características dañinas. “Al estar por encima de los 6° en escala Richter, se lo considera terremoto destructor”, sostuvo el sismólogo, Miguel Castro.
Uno fue un 15 de enero; el otro, un 18 de enero. El primero se extendió durante 25 eternos segundos; el segundo, durante 22. Ambos tuvieron epicentro en San Juan, pero el primero dejó cerca de 10.000 muertos (son estimaciones, ya que la cifra definitiva nunca se supo a ciencia exacta); mientras que el segundo solo algunos pocos heridos de consideración y otros daños de menor magnitud –por suerte-. El primero fue el terremoto de San Juan de 1944, una de las catástrofes naturales más importantes de la historia del país, de la que se cumplieron 77 años hace unos días y donde se derrumbaron 9 de cada 10 construcciones. El segundo fue el intenso sismo que sorprendió anoche a sanjuaninos, mendocinos y habitantes de otras provincias, 14 minutos antes de las 0 de este martes.
“Si bien en comparación con el del ’44 el sismo de anoche fue más leve, por su magnitud (superior a 6° en la escala Richter) se lo considera un terremoto destructor. Es decir que, con otro código de construcción más parecido al de 1944, el resultado sido otro y las consecuencias similares a las de hace 77 años. Después de ese terremoto, cambió rotundamente la sociedad sanjuanina, y también en Mendoza. Y a partir de allí comenzaron a pensarse mejor las reglamentaciones, tanto en construcciones civiles como en los edificios públicos”, destacó el experimentado sismólogo y profesor Miguel Castro, quien igual advirtió que en las dos ciudades y provincia las construcciones se han ido “muy para arriba”.
“Las dos ciudades se han ido muy hacia la altura. Pero dada las características de las zonas, deberían ser ciudades chatas, con edificios de –como máximo- tres pisos”, advirtió el sismólogo.
Por su parte, la ingeniera y directora del Centro Regional de Desarrollos Tecnológicos para la Construcción, Sismología e Ingeniería Sísmimca (Ceredetec) de la UTN, Graciela Maldonado también resaltó y se detuvo en los avances en los códigos de construcción en la zona luego de la citada catástrofe natural de mediados de los ‘40. “Cada uno de los terremotos nos enseña mucho. El terremoto del ’44 le enseñó mucho a la comunidad ingenieril y disparó el uso del hormigón armado. Hasta ese momento, la construcción se hacía con adobe. Pero el terremoto del 44 nos puso en evidencia la fragilidad de las construcciones en tierra. Fue un puntapié inicial para que en la zona no se construyera más en adobe. Mendoza ya venía descartando el adobe, luego de dos temblores en 1917 y 1920; de 6,5° y 6° respectivamente, y que habían tenido como epicentro la zona de Costa de Araujo”, detalló la especialista
Características
Según detallaron ambos especialistas, el terremoto del 15 de enero de 1944 tuvo una magnitud de 7,4° en la escala Richter. El epicentro fue muy cerca de la Ciudad de San Juan, sobre la falla del Río San Juan y al suroeste de la capital. “El tipo de construcción y la arquitectura de aquella época, nada tenían que ver con las de ahora. Es importante destacar que cumpliendo las reglamentaciones de ingeniería como las de los códigos de construcción antisísmica, se evitan muchas víctimas”, destacó Castro.
“A partir de allí, San Juan toma como política controlar su construcción y Mendoza prohíbe el adobe en su construcción. Ese terremoto nos obligó a tomar otras medidas, y desde entonces empezó a construirse en hormigón armado; y empezamos a envolver las estructuras de mampostería con encadenados de hormigón. Aparecieron además las losas de hormigón que transmiten; y fue muy importante ese cambio en los materiales. Aparece la Policía de la Construcción, y eso es lo que ha permitido que en el Centro - Oeste Argentino no haya más muertos. Si bien siempre hay víctimas, el tener el reglamento sismorresistente actualizado ha permitido que disminuya la cantidad de muertes”, agregó Maldonado.
Si bien la magnitud del movimiento de anoche (entre 6,4° según el Inpres y 6,6° de acuerdo a las mediciones particulares del sismólogo) fue más baja que los 7,4° de hace 77 años; la profundidad no fue muy alejada de la superficie. “El sismo de anoche tuvo una profundidad muy pequeña, de solo 7,5 kilómetros. Eso es prácticamente sobre la superficie. Cuando hablamos de 6,6° en la escala de Richter; hablamos de la magnitud y se corresponde con el epicentro. Es una escala con números decimales, sin un límite superior y que mide la energía que se libera en un sismo en fracciones de segundo. Mientras que para hablar de la intensidad, está la escala de Mercalli, que usa números enteros, se designa con números romanos (del I al XII) y clasifica los sismos por sus características, sus consecuencias y cómo las percibe la persona. El de anoche fue de intensidad IX en la escala de Mercalli”, explicó Castro.
En la escala de Mercalli, un sismo de intensidad XII ya es directamente un cataclismo en el que se cambia la geografía del lugar. “En comparación con el del 44, fue más leve. Y lo que ocurrió anoche es parte de algo que hace rato viene repitiéndose, desde hace ya varias semanas se producen sismos de inferiores magnitudes a unos 47 km al suroeste de la ciudad de San Juan”, sintetizó el especialista.
¿Cuál es la diferencia entre sismo, temblor y terremoto?
Ambos especialistas destacaron que no existen diferencias desde lo técnico y lo científico que determinen qué es un sismo, qué es un temblor y qué es un terremoto.
“En inglés, se usa un único término para todo y es ‘Earthquake’. Lo usan tanto para temblores chicos y grandes; y significa movimiento del suelo, de la Tierra. Uno suele diferenciarlo desde el lenguaje para hablar de cuán dañino; y usamos terremoto cuando hay daños. Pero todos son movimientos de suelo. Lo único que lo distingue y diferencia es la magnitud (que es como el ADN del movimiento, energía que libera) y la intensidad”, concluyó Maldonado.
