Una joven de 19 años quedó desamparada junto a sus tres hermanas: una de 17, otra de 11 años y una niña de apenas días de vida. Ni siquiera pudo velar a su mamá.
Tamara Guevara (19) es la protagonista de una de las tantas tristes historias que ha dejado la pandemia de coronavirus, en este caso, en San Juan. Quedó desamparada junto a sus tres hermanas menores de edad, ya que su papá y su mamá murieron tras contagiarse la enfermedad. Por lo repentino del cuadro de salud y la internación, ninguno de los dos llegó a conocer a su beba nacida.
“La vida nos cambió para siempre de manera repentina. Tenemos que sacar fuerzas de donde sea”, contó Tamara a Diario de Cuyo la joven antes de sepultar a su madre, de quien ni siquiera pudo despedirse en un velatorio.
Todo comenzó hace alrededor de un mes, cuando su mamá Celina Rivas (38) -embarazada, a pocos días de dar a luz- y su papá Rodolfo Guevara (40) dieron positivo al Covid-19. Ella asistió a un control con el obstetra en un centro de salud y se contagió.
En ese momento cursaba el séptimo mes del embarazo. Celina fue trasladada de urgencia al hospital, pero al llegar rompió bolsa y por cesárea dio a luz a su cuarta hija, Martina. Sin embargo, la mujer no pudo conocer ni tener una sola vez a su beba en brazos, ya que la llevaron de inmediato al aislamiento. El cuadro de Celina empeoró con el pasar de las horas, la intubaron y se contactó -a distancia- con sus hijas por última vez el 23 de mayo.
En paralelo, Rodolfo, papá del clan, también padeció coronavirus. Ya tenía diabetes y presión alta. “Lo de mi papá fue muy rápido. En dos días se enfermó y le dio neumonía bilateral. Cuando se complicó lo internaron y a la media hora se murió”, contó la joven, sobre el fallecimiento ocurrido el pasado 24 de mayo.
Lo de su mamá fue “más lento, pero igual de inesperado”. Después de dos semanas intubada, Celina murió el domingo 13 de junio. Ni él ni ella pudieron pasar un minuto con Martina, la pequeña de la familia, quien quedó huérfana junto a Tamara y dos hermanas de 17 y 11 años.
Una despedida sin consuelo ni respeto
Tamara comentó que la pasó muy mal porque sus hermanas no podían despedir a su mamá. Según dijo, por un error del hospital, Celina no pudo ser velada, como la familia pretendía.
“Cuando llegamos a la morgue, el médico se enojó porque le habían puesto una bolsa y mi mamá ya no tenía Covid. Cuando abrimos la bolsa para vestirla, nos encontramos que aún tenía el tubo del respirador, las sondas por donde hacía pis y perdía muchísimo líquido. Ellos podrían haberle sacado eso para que pudiéramos velarla y, sobre todo, para que mis hermanas pudieran verla por última vez”, recordó la chica.
”Mi mamá no merecía estar en esa situación”, sostuvo. “Me quedé sin mamá y sin papá por culpa de este virus”, lamentó, y pidió que la ciudadanía respete los cuidados para prevenir los contagios.
Ahora, Tamara y sus tres hermanas están al cuidado de su abuela paterna.
Sobre la situación en particular de la beba, que no pudo conocer a sus padres, la joven mayor reflexionó: “Le voy a decir a ella y a mis otras hermanas que los recuerden con lo mejor, que fueron unos excelentes padres, que dieron todo por nosotras y que ellos hubiesen querido estar con nosotras”.
