Cuenta su historia de lucha y cómo el emprendedurismo le dio nuevas herramientas de resiliencia.
Nuestra provincia está llena de mujeres como ella: mujeres aguerridas que, con valentía, enfrentan cada día la vida buscando opciones para cambiar su realidad y la de los otros y otras, porque “nadie se salva sólo, y nos tenemos que ayudar unos a otros”, dice Mariela, ganadora del Programa Forjar Caminos, surgido en el marco de la Fiesta Nacional del Sol.
El compromiso social es un denominador común, es que el trabajo sinérgico y colaborativo da sus frutos y una prueba de eso es “Un refugio para el alma”, un proyecto que tiene como fin brindar acompañamiento emocional y legal a mujeres víctimas de violencia, y que cuenta hoy con más de 16 colaboradores y colaboradoras. Juntos, además organizan espacios de visualización y concientización sobre esta problemática, tarea que realizan con el apoyo del Área de la Mujer departamental.
“Queremos que la persona sienta el apoyo, que se sienta escuchada. Sé lo importante que es porque a mi también me pasó, y me di cuenta que podía ayudar a que quien esté en esa situación de vulnerabilidad sepa que vale mucho”, explica la mujer.
Vallista por elección hace más de 25 años, Mariela Carabante es también emprendedora y coordinadora en ese departamento de Hilar San Juan, el Programa que busca potenciar el emprendedurismo en la provincia y al que define como “una bendición, porque me ha hecho abrirme al mundo”, relata.
“Viene gente de muchos países acá, que valoriza nuestro trabajo, y eso nos ha abierto una puerta muy grande”, dice Mariela, quien también relata que sus primeros pasos como artesana los dio después de haber atravesado un duro momento personal, del que pudo salir gracias al arte y al asociativismo con otros artesanos de Valle Fértil.
“Primero empecé a pintar, y me ayudó mucho a abrir la cabeza, a mantenerme ocupada, a buscar opciones. Después me uní a otros artesanos y empezamos a trabajar juntos. Más adelante llegó Hilar como una gran oportunidad, y empecé a sumar gente que yo sentía que estaba igual que yo”, agrega.
Es que encontrar un lugar donde pertenecer, donde desarrollar habilidades, incorporar nuevos conocimientos y proyectar de forma conjunta es clave para fortalecer la autoestima, para obtener recursos y empoderar a la persona. En este sentido, la coordinadora de Hilar cuenta que parte de las tareas que promueven desde “Un refugio para el alma” están vinculadas con los talleres de pintura, costura y manejo de máquinas que ofrece el local ubicado a pocos metros de la plaza principal, y que hoy suma a más de 50 emprendimientos liderados mayoritariamente por mujeres.
“Me gustaría poder transmitir que juntas podemos, que todas somos valiosas y que la vida es hermosa”, concluye Mariela con la convicción propia de quien sabe que sus pasos firmes dejarán huellas y marcarán rumbos de empatía, de compromiso y de empoderamiento.