22 de noviembre de 2024

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Visitas VIP: Bronca de familiares que no pudieron ver a los internados por Covid cuando se supo que Gobierno se lo permitió a determinadas personas

Visitas VIP: Bronca de familiares que no pudieron ver a los internados por Covid cuando se supo que Gobierno se lo permitió a determinadas personas

Los parientes de esos pacientes no pudieron despedir en sus últimos días a las víctimas de la pandemia internadas. El testimonio de familiares que lo sufrieron.

Era un invierno áspero cuando falleció el marido de Sylvia Brunoldi, titular de la Liga Argentina de Protección al Diabético (LAPDI). Ese 24 de agosto de 2020, el informe oficial vespertino del Ministerio de Salud reportaba 5.352 muertes por Covid. Por fecha real de muerte, los decesos superaban el doble. La mayoría, personas cuyos familiares no pudieron acompañar o despedir en las internaciones. Esto, a diferencia de Brunoldi que, reveló este jueves, tuvo una contemplación especial.

Hay que desempolvar conceptos. El “dataset” de Salud reconoce 11.908 fallecidos por Covid al 24 de agosto del primer año de pandemia. Para el verano, la cifra se cuadruplicaría. Son números que lastiman siempre, pero especialmente ahora, cuando rebotan las palabras de Brunoldi, de quien se deduce que entonces habrá suplicado acompañar a su esposo internado. Lo logró.

“Me pongo en los zapatos de los familiares que partieron durante la cuarentena. No soy quien para juzgar”, arrancó Gastón Recondo, periodista deportivo, que, en diálogo con este medio, analizó la desconcertante confesión de la presidenta de LAPDI.

Por la cuarentena estricta, Recondo no pudo ver a su padre durante 70 días. Falleció a fines de mayo de 2020, pero un par de días antes habían logrado verse. Hay que imaginar esa escena: el padre, internado. El hijo, a diez metros de distancia, deseándole feliz cumpleaños.

En agosto de 2021, Recondo fue una de las voces que conmovió públicamente con su irritación dirigida al Presidente Alberto Fernández, por haberles “faltado el respeto a todos”. Se acaba de conocer la noticia de la fiesta de cumpleaños en la quinta de Olivos, también durante la -supuestamente dura- cuarentena.

“La pregunta no es por la empatía hacia quien pidió ayuda para ver a un familiar internado sino hacia quien la otorgó. Es decir, si el poder político de turno discriminó o no según la orientación política del beneficiado. El que pide, lo hace en medio de la angustia, el dolor, la tristeza. No me voy a poner yo en juez”, dijo, en alusión al caso de Brunoldi.

“Si hubiera tenido la oportunidad de despedir a mi padre, a quien estuve sin ver 70 días antes de su muerte, lo habría hecho. No soy quien para juzgar. El tema es que los que imponen las restricciones, deben ser los primeros en cumplirlas”.

Inoportuno agradecimiento

Las polémicas declaraciones de Brunoldi ocurrieron en el CCK, en un encuentro liderado por la ministra de Salud Carla Vizzotti, frente a un público ligado al ámbito de la salud, las asociaciones científicas y otros actores de la sociedad civil.

La mujer agradeció (“en un acto de torpeza”, opinó Recondo) “a Carla”, ya que “gracias a ella” pudo despedirse de su esposo.

Además, porque impulsó “el decreto” que se publicó el 31 de agosto, que permitió despedir a familiares que atravesaban “los últimos días”. “No quiero imaginar lo que hubiera sido la pandemia sin un Ministerio de Salud, con sólo una Secretaría, como era”, reflexionó frente al público. Para ese momento las muertes ya llegaban a 13.782.

Brunoldi informó que, como ella, otras personas visitaban familiares enfermos por Covid en el Sanatorio Anchorena. Cualquiera recordará que, por esos días, las autoridades restringían con firmeza esa posibilidad al resto de la población.

Es fácil imaginar un puñado grande o chico de permisos discrecionales (si ocurrió con otros temas, por qué no con este), algo que la ministra Vizzotti negó este viernes, cuando dijo que el Ministerio de Salud no autorizaba esas visitas.

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