El resultado del semestre mostró una baja sustancial en los envíos al exterior. La cosecha corta y los altos valores de la materia prima, en el tapete.
La semana dejó una de cal y una de arena para la vitivinicultura argentina. Por un lado, tres bodegas argentinas se metieron entre las diez mejores del mundo en “World Best Vineyards”, y Catena Zapata lideró ese ranking.
Y por otro, se conoció el resultado de las exportaciones de vino del primer semestre, que muestra una seria caída en los envíos al exterior, tanto para vino fraccionado como para vino embotellado. Así, los vinos fraccionados cayeron un 26,8% para el periodo enero-junio, y para el granel, un 44,5%. Preocupante.
Desde Bodegas de Argentina están reclamando nuevamente mejoras en el tipo de cambio y una revisión del Plan de incentivos a las exportaciones, conocido como dólar agro.
En ese sentido, sostienen que es necesario eliminar la obligatoriedad de acceso a precios justos y actualizar el valor del tipo de cambio.
Pero en este contexto de declaraciones, desde la cámara de empresarios exportadores de granel, se animaron a decir abiertamente lo que muchos ya decían en diferentes reuniones: se pagó muy caro la uva. “Creo que nos hemos excedido en los precios de las uvas, que vienen caras desde el año pasado con un dólar que destruye la competitividad. Entonces no podemos exportar, más teniendo en cuenta que Chile tiene buenos stocks y calidades con precios mucho mejores”, dijo José Bartolucci, presidente de la Cámara Argentina de Vinos a Granel, quien también reclamó un dólar diferencial.
Esta afirmación no hace más que poner blanco sobre negro a una situación conocida. Las bodegas grandes, para evitar perder competitividad, han empezado a ajustar el valor del precio del vino en el mercado de traslado, y que desde hace un tiempo se muestra con pocas variaciones.
No obstante, según los datos publicados por el Indec, en base al vino, en góndola las empresas siguen ajustando los precios, aún cuando los despachos también caen.
La salida exportadora debería ser en esta situación un buen destino para los vinos argentinos, que compense la retracción de ventas en el mercado interno, pero con los resultados del semestre conocidos, esa opción en estas condiciones parece diluirse.
Pocos se animan a hacer pronósticos para el segundo semestre.