Ante la crisis migratoria, la ministra del interior de Reino Unido califica de “insostenible” la convención de refugiados de la ONU

Ante la crisis migratoria, la ministra del interior de Reino Unido califica de “insostenible” la convención de refugiados de la ONU
La Unión Europea está recibiendo a cientos de miles de migrantes y muchos países están cerrando sus fronteras.

Suella Braverman sostiene que la interpretación de los términos clave de la convención había evolucionado con el tiempo, resultando en una definición amplia del término refugiados.

La ministra del Interior de Reino Unido, Suella Braverman, calificó de “absurda e insostenible” la Convención de Refugiados de la ONU de 1951.

En su discurso en el Instituto American Enterprise en Washington DC, Braverman señaló que la convención protege a casi 800 millones de personas, algunas de las cuales no deberían estar calificadas para recibir protección internacional como refugiados, en su opinión. Braverman argumentó que la interpretación de los términos clave de la convención había evolucionado con el tiempo, resultando en una definición amplia del término refugiados.

“El artículo 1 de la convención define que el término refugiado se aplica a quienes, debido a temores fundados de ser perseguidos por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas, no pueden residir con seguridad en el país de su nacionalidad”, recordó Braverman.

“A medida que se desarrolló la jurisprudencia, lo que hemos visto en la práctica es un cambio interpretativo que se aleja de la ‘persecución’ en favor de algo más parecido a una definición de ‘discriminación’”, agregó, mientras que el requisito de un “temor fundado” se ha relajado a un “temor creíble” o “plausible”, ampliando así la elegibilidad para el asilo.

Braverman afirmó que la cuestión de la migración ilegal y descontrolada se ha convertido en un “desafío existencial para las instituciones políticas y culturales de Occidente”, y subrayó la necesidad urgente de abordar el problema, afirmando que también amenaza el tejido mismo de las sociedades occidentales.

Para ilustrar la gravedad del asunto, Braverman apuntó a los recientes acontecimientos en la isla italiana de Lampedusa, donde miles de inmigrantes llegaron en pequeñas embarcaciones en unos pocos días, y recalcó que la renuencia de los políticos a reformar la convención se debe al “miedo a ser etiquetados como racistas o iliberales”. Braverman reconoció la dificultad inherente a la renegociación de tales acuerdos internacionales, citando el complejo proceso de creación de consenso dentro de la ONU como un obstáculo formidable.

“Es muy difícil renegociar estos instrumentos. Si cree que lograr que los 27 Estados miembros de la UE se pongan de acuerdo es difícil, intente lograr un acuerdo en la ONU”, dijo y añadió que varios países, ya sea pública o privadamente, apoyan el controvertido plan de Reino Unido de enviar a los inmigrantes ilegales a países terceros como Ruanda.

“Si bien nuestros oponentes políticos, ONG y otros desestimaron la asociación como un truco inmoral cuando se anunció por primera vez, es sorprendente cuántos países –dirigidos por gobiernos de diversos matices políticos– han expresado ahora en conversaciones públicas y privadas, su apoyo a este modelo. Muchos ahora están buscando variaciones propias”, afirmó.

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