18 de octubre de 2024

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A 77 años del terremoto de San Juan

A 77 años del terremoto de San Juan
Imagen ilustrativa

Había que organizar todo: desde levantar los escombros, pensar dónde se establecerían las personas que perdieron sus casas, cuidar y apuntalar los edificios en malas condiciones y a veces, terminar de demolerlos.

Sabiendo que mi padre, Roberto Videla Zapata, fue ministro de Gobierno y luego interventor interino en San Juan después del terremoto de 1944, me pidieron que escribiera sobre esa época.

A veces resulta difícil contar algo que uno no vivió.

Mi padre sentía un profundo cariño por San Juan a raíz de los difíciles momentos que pasaron los sanjuaninos con ese terrible sismo.

El 15 de enero de 1944, mi padre, se hallaba en Tunuyán en viaje a El Sosneado, con mis 2 hermanas mayores. Cerca de las 21 se produjo el sismo que asoló la provincia de San Juan. Al día siguiente, regresó a casa donde estaba mi madre con otros tres de mis hermanos, vio que todos se encontraran bien y le dijo a mi madre que se iba a San Juan a dar una mano.

En ese momento, mi padre tenía 33 años, cinco hijos y hacía un tiempo había renunciado como camarista civil provincial en defensa de la independencia del Poder Judicial.

Así, simplemente, con la decisión, generosidad y ese sentido del deber que lo caracterizaba, se fue a San Juan.

Siempre recordaba el camino plagado de grietas y lo impresionante que fue llegar a la Ciudad, que era antigua, de calles muy angostas, lo que había empeorado el desastre, pues dificultaba la salida de las personas de sus casas y prestarles ayuda.

Regresó a Mendoza, y unos días después, junto a otros mendocinos, fue convocado a ocupar un cargo en la Intervención Federal de San Juan, que ejercía el general de Brigada Humberto Sosa Molina. Así fue nombrado ministro de Gobierno e Instrucción Pública de San Juan, también ocupó interinamente el Ministerio de Obras Públicas y después fue interventor interino. Si bien el tiempo que ocupó esos cargos no fue mucho (desde mediados de febrero hasta agosto de 1944), la tarea que realizó fue ardua y de gran importancia.

Había que organizar todo: desde levantar los escombros, pensar dónde se establecerían las personas que perdieron sus casas, cuidar y apuntalar los edificios en malas condiciones y a veces, terminar de demolerlos. En fin, había que hacer todo, desde los problemas sanitarios básicos a organizar las instituciones y tratar de mejorar la situación de muchas personas que lo habían perdido todo.

Entre las muchas cosas que se hicieron se reformó la Ley de Educación Común que era de 1887 y que era sumamente incompleta. La reforma derogó la facultad de otorgar títulos del Concejo General de Educación; exigió que los docentes tuvieran título de maestro normal; que los maestros sin título obtuvieran el mismo en un plazo de seis años; creó el escalafón docente en el que se ascendería por concurso de méritos o antecedentes; estabilidad para los docentes. Se les prestó especial atención a los maestros sin puesto.

De las 120 escuelas que dependían de la Provincia, 60 fueron destruidas o inutilizadas por el terremoto y 52 ya se encontraban funcionando al terminar la Intervención.

Se reorganizó la administración sanitaria y servicios públicos. Se crearon puestos sanitarios en barrios de emergencia y en los departamentos. Y un puesto sanitario móvil médico odontológico para que recorriera los distintos pueblos de la provincia.

Recordaba también el homenaje que se realizó a Fray Justo Santa María de Oro, diputado por San Juan al Congreso de Tucumán junto con Laprida, al tener que trasladar sus restos que se encontraban enterrados en la Vieja Catedral que fue gravemente dañada por el terremoto.

He visto infinidad de fotos que hacían estremecer el alma, todas impresionaban muchísimo pero no sólo eso impresión... impresiona la actitud tan distinta de aquellos que fueron a ayudar a una provincia que se encontraba en ruinas con la actitud de muchos funcionarios y gobernantes que ejercen cargos en la actualidad. La diferencia es que hoy parece que nos olvidamos de muchos principios y valores. Actualmente son pocos los que realmente creen que la política es prestar un servicio para lograr el bienestar general, esos conceptos que creo que llevaron grabados a fuego todos los que fueron a ayudar a San Juan, hoy en muchos políticos son ignorados o desconocidos…

Los que día a día vemos actitudes reñidas con el cariño a la Patria y vemos gente que no entiende o no conocen valores fundamentales que nos engrandecerían como personas y como país, me lleva a hacer comparaciones.

Por eso al cumplirse 77 años de ese terrible terremoto, quiero, humildemente, rendir un homenaje a los sanjuaninos que se aferraron a su tierra y siguieron viviendo en ella pese a sus inclemencias…y a todos aquellos que, como mi padre, mendocinos y de otras provincias, tuvieron la grandeza de ir a dar una mano.

*La autora es abogada

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