Cecilia Strzyzowski: el horror que vivió y las frases que generan espanto que repetía César Sena

Cecilia Strzyzowski: el horror que vivió y las frases que generan espanto que repetía César Sena
Cecilia Strzyzowski y César Sena

La justicia del Chaco va revelando cada vez más detalles escabrosos del femicidio. Sin dudas la realidad supera la ficción, al menos en este terrible caso.

Cada vez se van conociendo más detalles de terrible femicidio contra Cecilia Strzyzowski, la mujer asesinada por el clan Sena de la forma más macabra que pueda imaginar cualquier persona.

La justicia del Chaco está dando más información sobre la forma en la que actuaron las personas que le quitaron la vida y lo cierto es que cada vez es más repugnante lo que cuentan.

César Sena está calmo. Le alumbran la cara los dos celulares que tiene en la mano. Escribe en uno, luego escribe en el otro. Junto a la fogata que acaba de prender son las únicas luces en kilómetros a la redonda. Noche cerrada en Campo Rossi, la chanchería que tiene su familia desde hace algunos años tras usurpar un campo en desuso. Enfrente suyo está Gustavo Obregón, quieto, asustado. No dice nada. César le habla. “Tenemos que ir a jugar un pool”, lo invita para más tarde. Para cuando terminen de descartar el cuerpo de Cecilia Strzyzowski.

La escena la relata el propio Obregón en su declaración testimonial y es una de las escenas más escalofriantes de la reconstrucción del operativo que habrían llevado adelante los Sena para esconder el femicidio. Tiene lugar en la noche del viernes 2 de junio y aparece la frialdad para ejecutar la maniobra, el trabajo para desaparecer el cuerpo y, presumiblemente, el intento por engañar a la familia con mensajes en los que simulaban estar en Buenos Aires.

Fue también uno de los testimonios que ayudaron al avance de la causa, donde el chofer de los Sena entrega al Equipo Fiscal Especial (EFE) datos certeros que permitieron el hallazgo de una serie de restos humanos que forenses de Córdoba intenta descifrar si pertenecen a Cecilia. La misma pesquisa donde apareció el dije en forma de cruz que pertenecía a la chica.

Sin la confirmación del hallazgo del cuerpo, la acusación que derivó en el pedido de prisiones preventivas para los siete imputados se sostuvo en parte por las declaraciones de varios testigos que permitieron reconstruir (aún a pesar de varios intentos de despiste) el plan que habría sido ejecutado para desaparecer a la joven.

Esos testimonios, a los que tuvo acceso Clarín, también permiten paralelamente reconstruir el perfil de César, que ofrece versiones distintas, incluso contrapuestas, de los hechos desde mucho antes del crimen. Estas son algunas de las frases más fuertes que aparecen en la causa.

Sin cuerpo no hay delito

César parece haber mentido desde el comienzo. Al comenzar su noviazgo con Cecilia dijo que tenía 27 años y que era arquitecto. Tenía 17 y seguía en la secundaria. La familia de su pareja nunca lo terminó de aceptar, pero ella estaba enamorada.

Quien lo cuenta es Gloria Romero, mamá de Cecilia. De César relata que siempre estaba con un arma encima porque decía ser “perseguido político”. O que alardeaba que su familia hacía desaparecer personas “en la chanchería” y que él mismo había matado a alguien de chico. Todo eso lo contaba cuando “tenía una cervecita encima”, remarca en su testimonial.

En octubre de 2022 la pareja abrió una cafetería en el centro de Resistencia, llamada Gato Negro. Gloria colaboró con ellos en el montaje y estuvo algunos meses ayudando. Le permitió ver cómo era la dinámica de ambos. También cuánto aparecía la figura de Marcela Acuña metiéndose en el medio. Pero, fundamentalmente, perfilar a su yerno.

Gloria recordó una frase que solía repetir cuando iban sus amigos al café y se ponía a charlar en confianza. César decía siempre que había que “negar todo”. “Hay que negar todo, hay que negar todo. Sin cuerpo no hay delito, vos tenés que negar todo”, repetía constantemente.

Otra máxima estaba vinculada a los negocios. Afirmaba que había que poner “las cosas a nombre de otro”. “Algún boludo que caiga por vos, no tenés que tener a tu nombre nada tuyo”, repetía. El café de los dos estaba a nombre de Cecilia.

“Parece que hay un cuerpo, fijate”

La testimonial de Obregón además da una serie de indicios de cómo fueron los momentos cuando habría comenzado el plan para descartar el cuerpo. El primero fue un mensaje de Acuña, que le manda al chofer para que se acerque a la casa a chequear algo.

Dice que cree haber visto “un cuerpo”, pero que “se tiene que ir”.

“Andá a ver a casa, parece que hay un cuerpo y tengo miedo porque a César lo vi lastimado, nosotros estamos por salir con Emerenciano, nosotros nos vamos al barrio”, escribió Acuña por mensaje. Obregón fue de inmediato.

“En los baños no habia nada, en la tercera pieza en la que ingreso puedo observar un bulto largo, todo envuelto, parecía en una toalla freezada. Por lo que yo vi parecía un cuerpo. En ese bulto, no pude observar nada, ni se si tenia manchas, porque estaba oscuro y cuando alumbré salí disparando hacia afuera”, reconstruye el chofer.

Luego del hallazgo le escribe por mensaje a Acuña. “Si señora. Parece que hay un cuerpo”, tipea, y le manda un sticker de WhatsApp con la manito en la cabeza.

Según el relato de los fiscales, una hora más tarde llega César, con quien arrancan el operativo para trasladar el bulto al campo. Agarran un bidón para cargar nafta y siguen. Adelante iba el Citroen C4 de Obregón, que hacía de campana por si aparecía algún control. En el campo prendieron la pira con quebracho y estuvieron unos 40 minutos.

Obregón no habla del cuerpo de Cecilia, pero no puede desconocer que sabía qué hacía. En ese rato Marcela llamaba frenéticamente, pero la señal escaseaba. Ahí César le dijo de ir a jugar al pool, pero finalmente no se concretó. Volvieron a una actividad del Movimiento Emerenciano en Barranqueras, donde estaban invitados a comer un guiso. De los nervios, dice Obregón, “no pudo comer casi nada”.

“Soy inocente, no sé absolutamente nada”

A lo largo de sus indagatorias tanto Obregón como Acuña dicen que Emerenciano Sena no estaba al tanto de lo que ocurría, y que quisieron ocultarle en todo momento que había aparecido un cuerpo para descartar en la casa donde él vivía.

Es un escenario dificil. Según la reconstrucción de la fiscalía, el crimen se habría cometido en el momento en el que el líder piquetero estaba en la casa, una ventana de 48 minutos durante el mediodía del viernes 2 de junio.

En su declaración testimonial, Emerenciano asegura que se había “ido a dormir la siesta” al piso de arriba. Que se levantó recién a las 16 para irse a una actividad política y que no volvió hasta la noche, cuando terminó el guiso en Barranqueras.

“Yo quiero dejar en claro que nadie me dijo nada de todo esto. Yo no sabia absolutamente nada de lo que sucedió. Estoy seguro que es un hecho terriblemente aberrante, pero yo nunca ni tuve idea que podía pasar esto (sic). Soy absolutamente inocente de todo esto y lo digo con todo respeto”, declaró ante los fiscales en la única indagatoria que brindó. Una donde no aceptó contestar preguntas.

“Voy a salir a buscarla con la Policía por todo Resistencia, tengo miedo de que le haya pasado algo”

La causa tiene varios testigos reservados. Uno de ellos, señalado como “Pino” en el expediente, da un pantallazo de los días posteriores de César tras el crimen ya que tuvo la posibilidad de reunirse con él. Comentó que lo vio cansado, con olor a transpiración, que necesitaba que lo escucharan y le dieran un abrazo.

Pero lo más relevante ocurrió en los días posteriores, cuando comenzó a viralizarse en redes sociales la noticia sobre la desaparición de Cecilia. “Pino” le escribió a César y le preguntó al respecto. Él, ahora sí, se mostró compungido.

“Me enteré y di mi info a amigos de la policía para que la encuentren. Me siento culpable de no haberla llevado la última vez que la ví. Dios mio, si esto no se mueve voy a hablar con el jefe de la policía para que mueva todo Resistencia o voy a organizar un grupo de nuestro movimiento para salir a buscarla o algo”, eludió César.

Luego dio una serie de imprecisiones y aseguró “tener miedo” de que le haya pasado algo. “Me dicen que seguro debe estar en algún departamento o viajando sola y ojalá sea así. Tengo mucho miedo de que le haya pasado algo y sea mi culpa por decirle que no me quería ir con ella”, contó. En la versión que le había dado a Pino, Cecilia se había marchado con su documento en la mochila.

“Me dicen en mi familia que no me meta, por si es algo que ella haga (sic) de bronca o algo así, ojalá sea eso porque significa que ella está bien”, cerró.

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