La madre de uno de los niños de 12 años, inició la denuncia en el 2020 y el proceso judicial siguió todo este tiempo hasta que finalmente se lo condenó.
Es casi imposible entender qué puede pasar por la cabeza de una persona adulta que abusa de niños y niñas, realmente cuesta pero lamentablemente los casos son frecuentes.
También hay que recordar que la mayoría de los casos son intrafamiliares, ahí la complejidad es mayor y el daño también. Es posible que por la mayor visibilización de los casos se anime más gente a denunciar.
Un docente que daba clases en escuelas del barrio porteño de Villa Devoto fue condenado este viernes a 20 años de prisión por abuso sexual con acceso carnal agravado, grooming, tenencia de material de abuso sexual infantil y suministro de material pornográfico a un menor de edad.
El Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires informó a través de un comunicado que el veredicto fue dictado por el Tribunal Colegiado de la Justicia PCyF de la Ciudad, compuesto por Natalia Ohman, Gabriela Zangaro y Ricardo Baldomar, titulares de los Juzgados PCyF 17, 22 y 26, respectivamente.
El caso se inició en mayo de 2020 -en pleno aislamiento social y preventivo por la pandemia Covid-19- cuando la madre de un niño de 12 años que era alumno del imputado descubrió en el celular de su hijo mensajes de índole sexual que el hombre le mandaba, así como fotos de sus genitales, que fueron aportadas como pruebas a la causa, detalla Télam.
Lo sorprendieron con un menor de edad
Inmediatamente luego de esa denuncia, la fiscal Daniela Dupuy solicitó una orden de allanamiento y la detención del docente, quien fue sorprendido en la cama junto a un exalumno de 14 años, por personal del Cuerpo de Investigaciones Judiciales (CIJ) del Ministerio Público Fiscal y la Policía de la Ciudad, por lo que la fiscal, luego de una investigación, lo imputó por abuso sexual con acceso carnal agravado, y pidió su prisión preventiva.
Lo expuesto tomó estado público y permitió individualizar a 21 personas -menores de edad al momento de los hechos- que habían sufrido ataques a su integridad sexual por parte del imputado.
Si bien el juicio se ciñó a hechos vinculados a 8 víctimas menores de edad, lo cierto es que producto de la investigación se lograron individualizar muchas más, algunas contemporáneas al momento de la detención y otras que se correspondían a sucesos que tuvieron lugar durante los años ´90.
Respecto de estos últimos, el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad declaró su prescripción, sin embargo, en virtud a su derecho a ser oídos, como así también el llamado “juicio a la verdad”, sus declaraciones fueron admitidas durante el debate.
En el transcurso de la investigación, las víctimas menores declararon bajo la modalidad de cámara gesell, y también lo hicieron padres, docentes y directivos escolares, médicos, psicólogos y psiquiatras.
Por otro lado, especialistas informáticos del Cuerpo de Investigaciones Judiciales del MPF analizaron la evidencia digital que fue secuestrada de los dispositivos del imputado, y también aquella que fue aportada por las propias víctimas, todo lo cual permitió demostrar la veracidad de las denuncias.
El modus operandi del sujeto
Según Télam, con ello, la Fiscalía pudo establecer cuál fue el modus operandi que el imputado desplegó con cada una de sus víctimas, desde sus inicios como encargado de la enseñanza en los años 90´ hasta el momento de su detención, mayo de 2020.
En su actividad como docente, siempre tuvo a cargo la enseñanza de alumnos de 6to y 7mo grado. Así, la totalidad de sus víctimas fueron adolescentes varones de entre 12 y 15 años sobre quienes ejerció distintos delitos que afectaron su integridad sexual. A su vez, a lo largo de los años, el imputado ha ido adaptando su accionar de acuerdo al avance de las tecnologías.
Según sostuvo la Fiscalía porteña, el modus operandi consistía en escoger a sus víctimas entre los alumnos que tenía a su cargo, siendo el grado de vulnerabilidad emocional de cada uno de ellos uno de los principales denominadores.
Finalizada la escolaridad primaria, el imputado estrechaba su relación con los menores, manteniendo una fluida relación por medios de mensajería instantánea como Facebook, Whatsapp y llamados telefónicos, al tiempo que los invitaba a su domicilio, donde los proveía de bebidas alcohólicas y estupefacientes, libre acceso a material de índole sexual y donde los incitaba a realizar actividades sexuales frente a él.