¿De qué cepa era? Las investigaciones y los resultados que dieron sorprenderán a todos. El especialista hasta recomienda tomar un vino de esa cepa de San Juan.
Seguramente muchos de ustedes conocen ya la historia en la que Jesús de Nazareth utilizó, junto a un trozo de pan, un cáliz de vino -el «Santo Grial» para muchos- al momento de instituir el rito de la eucaristía junto a sus doce apóstoles, durante la que sería su última cena. El pan y el vino de alguna forma pasaría a simbolizar desde ese momento su cuerpo y su sangre en el rito de la comunión.
Lo que muchos de nosotros quizá nunca nos preguntamos y pienso que en época de la Pascua cristiana es un buen momento para hacerlo, es ¿cómo habrá sido aquel vino? ¿elaborado con cuál variedad? ¿y cómo lo elaboraban? ¿cuál sería su sabor?
La elaboración del vino
Por la similitud con el color de la sangre, es de suponer que el vino fuera elaborado con uvas tintas y es muy probable también, que siguiendo las costumbres existentes en la región de Palestina y Judea por aquella época, el vino haya estado diluido con agua y condimentado con especias o miel y expuesto a humo para darle algo de sabor ahumado. Estas prácticas eran frecuentemente utilizadas ni más ni menos que para suavizar los defectos que el vino pudiera conservar luego de la fermentación y posterior añejamiento o guarda.
La cepa
Ahora, sabemos que el vino era tinto, pero ¿elaborado con qué cepa? Si bien para los años terrenales de Jesús, los ampelógrafos -aquellos que identifican y clasifican las vides- e historiadores del vino identificaron la existencia de aproximadamente 120 variedades de uva en aquella región, hay cierto consenso entre los estudiosos en reconocer que la cepa mayormente utilizada para la elaboración de vinos tintos eran algunas cepas antepasado de la actual Syrah -o Shiraz-, con origen en tierras persas.
Aunque desde 1999 se conoce que la variedad Syrah tiene su origen en el cruce de dos cepas del centro-sur de Francia -Dureza y Mondeuse Blanche-, su origen legendario es divino, puesto que la leyenda cuenta como un rey y semidios persa fue quien cultivó una vid por primera vez en la historia, llamando a la maravillosa bebida que manaba de su fruto «el remedio del rey», del cual deriva de alguna forma el nombre de Shiraz y Syrah. A fin de cuentas, un vino santo no pudo haber sido elaborado sino a partir de un fruto de origen divino.
En resumen
Resumiendo, el vino que bebió Jesús en su última cena pudo haber sido un caldo algo dulce y especiado, con unos 10 grados de alcohol y proveniente de la vinificación de una variedad de uvas antepasado de la Syrah, así lo afirma el sommelier Francisco Aloia quien tiene su sitio winetur.com
Y aunque a muchos nos gustaría que las cosas hubieran ocurrido así, todo lo expuesto en esta publicación acerca del vino en la Última Cena, no son más que suposiciones y teorías. Pero mi intención , dice Aloia, fue la de hacerlos viajar una vez más en el tiempo -aunque sea por un breve instante-, hasta ese momento tan particular y especial en el que increíblemente el vino fue otra vez un actor protagónico de la historia. Les propongo entonces, brindar en estas Pascuas con un buen Syrah de la Comunidad Valenciana, de la provincia de San Juan (Argentina), del valle del Ródano (Francia) o del valle de Barossa (Australia).