La crisis sigue escalando y más profesionales aplican el cobro extra. Exigen que intervenga la Superintendencia de Servicios de Salud.
Lo que empezó como un escándalo, por la decisión de los médicos de cobrar a los pacientes el diferencial entre lo que llaman “honorario médico ético mínimo” y lo que reciben a 60 o 90 días por parte de las prepagas y obras sociales, ya pareciera ser la normalidad.
En medio de la crisis de financiamiento del sistema de salud, los bioquímicos fueron los últimos en subirse al tren de los copagos. Dijeron que también van a empezar a cobrar a los afiliados de las prepagas montos de entre $ 3.000 y $ 5.000.
¿Por qué hubo margen para exigir dinero extra por un profesional o servicio que está incluido en la cartilla (y hasta en el PMO, que establece las prestaciones mínimas que deben estar cubiertas por cualquier plan)?¿Por qué quienes pagan mes a mes altos valores por su cobertura de salud tienen también que pagar ese adicional?
El Ministerio de Salud, las prepagas y las obras sociales nunca frenaron ese tren. Pero ya se avisora una demanda colectiva. Una asociación de defensa de consumidores -la misma que ya presentó el primer freno administrativo contra los copagos- ya está reclutando casos.
“No se necesita una determinada cantidad de denunciantes, facturas o capturas de pantalla donde se exija ese cobro. Se hace por una clase de consumidores afectados (categoría, grupo: afiliados de la medicina privada). Por eso primero está la denuncia ante la Comisión de Defensa de la Competencia, porque tenemos como pruebas los comunicados de las cámaras y las sociedades médicas”, explica.
Bassano ya tiene casos de consumidores a los que les dieron recibo por copagos y otros a los que no. Todo sirve.
“Como no podemos probar el universo de afiliados a los que efectivamente se lo cobraron, nos apoyamos en esos comunicados firmados. Estas demandas duran mucho, porque van a la Cámara Federal y siempre la cancha está embarrada. Eso tarda uno o dos años, y hasta que se traslada, son 5 o 6 años más”, aclara Bassano.
“Son juicios que duran 10 años. Los consumidores necesitan una solución ya”.
Hay una solución práctica: “Que la Superintendencia de Salud haga lo que debe. Que prohíba y sancione a las cámaras de médicos y a las prepagas. No pude existir esta falta de intervención”, sostiene.
ADDUC tiene un antecedente: logró este año que empresas de medicina prepaga devolvieran a los usuarios el importe actualizado correspondiente de un aumento mal liquidado de 2012. La demanda superó los 2 mil millones de pesos. Fueron 11 años de espera.
Copagos y silencio
Ni desde la principal cámara que nuclea a la mayoría de las prepagas del país, la Unión Argentina de Salud (UAS), ni desde el Gobierno, a través de la Superintendencia de Servicios de Salud, dijeron palabra oficial al respecto de la decisión de los médicos.
La prepaga que mejor paga por estar en su cartilla actualizó los valores de sus consultas: el valor para su plan más bajo es de $ 4.600. En ese mismo plan, este mes cada afiliado va a pagar $ 78.000 de cuota.
Desde el primer comunicado hasta ahora, los copagos se extendieron en el anonimato de los consultorios privados de quienes todavía no se bajaron de la cartilla (el éxodo de los médicos de las prepagas fue el primer síntoma).
Hay un convenio entre las clínicas y los financiadores de salud. En ese acuerdo comercial no hay lugar para los grises del copago. Es blanco o negro: la institución y la prestación está incluida o no está incluida en la cobertura del plan.
En el caso de que se diera una ticket por copago, sería la prueba irrefutable de que se cobró un adicional indebido por lo que ya está pago en el precio de la cuota de la cobertura de salud.
Desde una de las principales prepagas dijeron a Clarín: “Sólo podemos realizar un reintegro contra la presentación de una factura”. ¿Y qué pasa con ese médico o centro de diagnóstico? “Con los prestadores se está en permanente vínculo para tratar de acompañar lo más posible y acordar en este contexto complejo”. ¿Acordar que no vuelvan a cobrar copago? “Sí, en la medida de lo posible”.
“¿Sabés qué va a terminar pasando? Dos cosas. O se va a empezar a cobrar copago hasta por la atención por guardia, donde sólo van a atender jóvenes residentes, o las cartillas van a quedar completamente vacías. Los médicos se van a volcar totalmente a pacientes particulares”, dice a Clarín un jefe de servicio de una de las tres clínicas de más renombre del país.
“Cuando alguien conocido me pregunta con qué especialista atenderse, yo no lo mando ni a mi clínica ni a cualquier otra. Directo lo mando a su consultorio particular. No me parece justo sumarle un paciente por prepaga a sus horas de trabajo en la clínica por menos de $ 3.000″, detalló.