Luego de tres meses de huelgas intermitentes, los sindicatos finlandeses anunciaron un paro general de dos semanas para presionar al Gobierno. Se calcula que ya se perdieron unos 1000 millones de euros por los reclamos.
La Organización Central de Sindicatos de Finlandia (SAK), la principal confederación sindical del país, convocó este miércoles dos semanas de huelga a partir del próximo lunes como medida de presión para que el Gobierno acepte negociar su proyecto de reforma laboral.
Las nuevas movilizaciones, que afectarán sobre todo al transporte de mercancías, se suman a las huelgas celebradas de forma intermitente desde hace casi tres meses, en un conflicto que ha provocado ya unas pérdidas de 1.000 millones de euros, según la patronal.
En esta ocasión, el objetivo de SAK es paralizar el comercio exterior, la logística y parte de la producción industrial mediante huelgas en el transporte de mercancías por ferrocarril y en las instalaciones portuarias, en las que participarán cerca de 7.000 trabajadores.
Las negociaciones entre el Gobierno, la patronal y los sindicatos se encuentran interrumpidas desde hace meses debido a la exigencia de la central SAK de abordar las políticas laborales y sociales del Ejecutivo en una misma mesa, algo a lo que el primer ministro, Petteri Orpo, se niega. El Gobierno finlandés, formado por los conservadores, la ultraderecha y otros dos pequeños partidos de derechas, quiere recortar las prestaciones por desempleo, facilitar el despido y la temporalidad y permitir que el primer día de baja por enfermedad no sea remunerado.
Además, plantea que los convenios sectoriales no sean vinculantes para todas las empresas y que los sindicatos no puedan convocar huelgas políticas, dos medidas que limitarían la capacidad negociadora de las organizaciones sindicales. Tras muchas semanas ignorando las demandas de las organizaciones sindicales, Orpo ha convocado a los agentes sociales a una reunión el próximo viernes para discutir el modelo de mercado laboral que propone su Gobierno, aunque desde SAK ven esa reunión con escepticismo.
“Nosotros tenemos voluntad de negociar y llegar a acuerdos, pero parece que el Gobierno no va a cambiar ni un ápice sus propias propuestas, al menos no en la dirección de los empleados. Como no va a haber un diálogo real, nos vemos obligados a convocar nuevas movilizaciones”, dijo en rueda de prensa el secretario general de SAK, Jarkko Eloranta.
Según Eloranta, los sindicatos están dispuestos a desconvocar la huelga si el Ejecutivo muestra una voluntad real de negociar las principales demandas de los trabajadores. La ministra de Finanzas y líder de la ultraderecha, Riikka Purra, acusó a las organizaciones sindicales de dañar a propósito la economía finlandesa en un momento de recesión, pero no mostró ninguna disposición a negociar los recortes que propone.