22 de noviembre de 2024

Logo
Logo

“Salir a larvear”: la nueva práctica marginal de la que fue víctima Morena

“Salir a larvear”: la nueva práctica marginal de la que fue víctima Morena
Se supo qué aberrante maniobra hacían con el celular robado los que mataron a Morena

La nena de 11 años fue asesinada por dos motochorros con antecedentes que habían consumido drogas toda la noche.

Puede haber sido “crack”: cocaína mezclada con agua y bicarbonato de sodio, que después se fuma. O mixtos: cigarrillos de marihuana compuestos por marihuana y pasta base. O pastillas antidepresivas mezcladas con alcohol.

Lo único concreto es que Miguel Ángel Madariaga (28), alias “Miguelito”, y su hermano Darío Humberto, alias “Lolo”, pasaron la madrugada del jueves consumiendo uno o varios tipos de drogas en una casa del barrio Acuba 1, de Lanús. Lo hicieron junto a otros cinco jóvenes, entre los que habría varios menores. Uno de ellos, de 14 años, sería el hijo del dueño de la casa. Pasadas las siete de la mañana los hermanos Madariaga se subieron a una moto y fueron en busca de víctimas. Querían robar para seguir consumiendo. O “seguir de gira”, como se dice en la jerga.

Le podría haber tocado a cualquier persona que se les cruzara. El destino, o la mala suerte, puso a Morena Domínguez (11) en el camino de los Madariaga. La sorprendieron camino a clases. Debía entrar a la Escuela Primaria Almafuerte Número 60, sobre Molinedo al 3500, Villa Diamante, Lanús, a las 7.30. Cinco minutos antes fue abordada por los ladrones.

Las cámaras de seguridad muestran la brutalidad de los motochorros: uno empujó a Morena, que fue arrastrada y cayó sobre el asfalto. El Madariaga que iba de acompañante se bajó de la moto y le robó su celular y su mochila. Un barrendero y un automovilista intentaron interceder, pero fue en vano. Morena fallecería en cuestión de minutos, en el hospital Evita, de Lanús. La autopsia reveló que la causa de su muerte fue un “desgarro en el hígado producto del golpe profundo que recibió”.

“Son larvas. Cuando se quedan sin droga, agarran una moto y salen a larvear, explica un vecino de Lanús que conoce la lógica de grupos como el de los Madariaga. “Salir a larvear” significa cometer uno de los actos más bajos de la delincuencia: robar a un trabajador bajo o a alguien indefenso: un anciano, una mujer o una niña como Morena.

Entre las 11.30 y 12 del mediodía, agentes de la comisaría 5 de Lanús allanaron distintas viviendas del barrio Acuba 1. “Estaban desparramados por el barrio”, detalla una fuente de la investigación. Se refiere a los siete detenidos que tiene la causa. Los Madariaga, imputados por “homicidio en ocasión de robo en concurso real con encubrimiento” (debido a que la moto utilizada en el hecho tenía pedido de secuestro por un hecho ocurrido ayer), y los cinco menores.

Estos últimos serían liberados en las próximas horas. La moto utilizada en el hecho (de gama baja, cilindrada 110) fue encontrada en el baño de la casa en la que el grupo pasó la madrugada. Allí detuvieron a M.A., un chico de 14 años con al menos 21 causas penales desde 2021. Los siete serán indagados en la mañana del viernes.

“Miguelito” Madariaga tiene causas en la Ciudad de Buenos Aires y en la zona sur del Conurbano. Según pudo saber Clarín, tenía al menos cinco pedidos de captura vigentes. El último con fecha del 7 de agosto, dos días antes del crimen, en una causa que tramita en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 30. Ese mismo tribunal lo condenó en noviembre del año pasado, cuando también se ordenó su detención.

El Complejo Penitenciario Federal II de Marcos Paz habría sido su último lugar de detención. Allí habría estado entre diciembre de 2022 y junio pasado. Además cuenta con cinco causas penales en jurisdicción de Lanús y Lomas de Zamora, por hechos ocurridos entre septiembre del 2015 y julio de 2020. Su hermano “Lolo” registra causas de tenencia de drogas para consumo.

“Estos pibes salen a robar todos los días por una razón muy simple: son adictos a la droga”, agrega el vecino de Lanús. “A veces roban en varios momentos del día, porque sus botines son chicos y se gastan la plata en droga. Ni siquiera tienen un reducidor de los celulares que roban: se los venden a los transas o a vecinos que sacan provecho de sus adicciones y les pagan poco”.

El perfil de este tipo de delincuentes tiene un nombre: se los llama “rastreros”. Están en Lanús, en Pilar, en La Matanza, en La Plata, en la ciudad de Buenos Aires y prácticamente todas las localidades del país. Suelen ser “multi reincidentes” y muy conocidos por sus propios vecinos, que también padecen sus robos. “Cada tanto algún ladrón viejo se entera que robaron a un familiar y sale a buscarlos y a fajarlos”, cuenta una fuente judicial.

Una fiscal del conurbano agrega: “Sus madres suelen culparse de lo que le pasa a los pibes. Se cansan de golpear puertas, pero por la ley solo los internan cuando voluntariamente dan su consentimiento. Es muy común encontrarse con pibes que a la hora de ser detenidos llevaban dos o tres días sin dormir, consumiendo sin control. Llegan y te dicen que no se acuerdan de lo que hicieron. Por lo general, a cuanto más violento es el hecho, más consumo de drogas hubo”.

COMPARTIR NOTA