En el búnker de campaña de Unión por la Patria hay un clima tenso. Creen que no es bueno para Sergio Massa que la gente vaya a votar con rabia.
“Esto cambió la campaña pero (la suspensión de) los actos es lo de menos, nunca es bueno que la gente vaya a votar con rabia”. Aunque ya no hay margen para respaldar con instrumentos científicos el concepto, en Unión por la Patria admiten que el asesinato de Morena Domínguez, la nena de 11 años que murió al cabo de un robo en Lanús, provocó un giro inesperado en la estrategia trazada en la recta final rumbo a las PASO; y a 48 horas de la elección se muestran con mucha “preocupación” por el impacto que pueda tener en el resultado del próximo domingo.
Sobre todo porque la elegida por Sergio Massa para confrontar a lo largo de la campaña fue Patricia Bullrich, quien se enfocó en resaltar su gestión como ministra de Seguridad y no esquivó en defender una política de “mano dura” en materia anti criminal. La paradoja, en ese sentido, es que el asesinato ocurrió en Lanús, un distrito que gobierna desde hace ocho años el candidato a gobernador de Bullrich, Néstor Grindetti.
El clima interno en el búnker de Unión por la Patria no es el mejor. Un dirigente del kirchnerismo que pasó por la calle Bartolomé Mitre al 300 durante el miércoles lo definió así: “Es como una piña cuando no la esperás”, fue la comparación a la que apeló para marcar que hasta el crimen brutal de Morena, la preocupación estaba puesta casi exclusivamente en contener las variables macroeconómicas y el foco sobre la inseguridad parecía haber quedado diluido.
Es curioso porque la inseguridad aparece hace años en las encuestas como una de las principales preocupaciones de la gente, alternando el primer lugar con la inflación y la marcha de la economía.
En el oficialismo conceden que la bronca puede favorecer a Patricia Bullrich ó Javier Milei, el ala más dura de la oposición.
A Sergio Massa, que había introducido sus propuestas para el combate del delito recién en las dos últimas semanas y con un tono mucho más edulcorado del que supo mostrar cuando era férreo opositor al kirchnerismo, lo obligó a endurecer su discurso.
“Estamos ante casos en los que queda al desnudo que no hay régimen penal juvenil”, reafirmó Massa durante su paso por Mar del Plata este jueves, en medio del debate por la baja de la edad de imputabilidad que impulsan Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta y Javier Milei.
Si bien lo enmarcó dentro de la necesidad de diferenciar a los menores del régimen punitivo para adultos, hubiera preferido evitar un tema que genera prurito al electorado kirchnerista y divide aguas dentro de UxP. Incluso con su propio compañero de fórmula, Agustín Rossi, tiene diferencias en ese aspecto: el santafesino fue en su paso por Diputados uno de los más críticos contra el gobierno de Mauricio Macri, cuando envió el proyecto al Congreso.
El tigrense desmintió en forma rotunda un audio que se viralizó en las últimas horas en el que se lo escuchaba hablar de la baja de imputabilidad a 14 años como ocurre en Venezuela y otros países. “Es de 2017, no se puede creer la mala leche que hay en estas horas”, dijeron en su entorno, con el objetivo de desmentir esas declaraciones y enviar una señal conciliatoria puertas adentro de UxP. Entre 2013 y 2019, Massa impulsó políticas firmes contra el delito, embanderado con las recetas del ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, y fue cuestionado por los K por promover la baja de la edad de imputabilidad a 14 años. Pero no formó parte de su agenda en los tres años que presidió la Cámara de Diputados.
Mientras Massa tiene previsto reflexionar sobre el crimen de Morena antes del inicio de la veda electoral, en el búnker de UxP no cayó nada bien la intervención del ministro de Seguridad Aníbal Fernández, quien este jueves se desligó del hecho y planteó: “No tengo por qué meterme. La realidad es que nosotros no participamos y no le puedo contar de lo que no participo”.
“Patea en contra… Pero habla por su cuenta, no nos representa su actitud”, replicó con bronca un funcionario que es candidato.
Algo similar le ocurrió a Sergio Berni, el ministro bonaerense, al que el propio gobernador Axel Kicillof debió salir a desautorizar luego de que dijera que “esto se resuelve fácil”.
“Nunca voy a hablar de estos temas con consignas facilistas”, retrucó el mandatario bonaerense, al que los intendentes del PJ le insisten con pedirle la salida de Berni, como una forma de dar una señal al electorado. “Hay que mostrar autoridad, decir que no vale todo lo mismo”, expuso a Clarín un alcalde de la primera sección electoral.