Fue consultado sobre su venida durante una actividad por el décimo aniversario del movimiento educativo Scholas Occurrentes.
“La idea es el año que viene, vamos a ver si se puede”. Así respondió el Papa Francisco este jueves a la consulta sobre su intención de visitar Argentina el año que viene.
Lo anunció durante una actividad por el décimo aniversario del movimiento educativo Scholas Occurrentes.
Mientras compartía una videoconferencia con jóvenes de la fundación desde el Aula Magna del Instituto Patrístico Augustinianum, a metros del Vaticano, el conductor del evento le preguntó sobre la posibilidad de viajar a su país en 2024, tal como había adelantado Clarín.
Su respuesta fue escueta, pero con una clara mueca de sonrisa en su rostro. “La idea es el año que viene, vamos a ver si se puede”, dijo acompañado por José María del Corral y Enrique Palmeyro, fundadores de Scholas, y recibió aplausos de los presentes.
Minutos antes, el Sumo Pontífice había recibido la pregunta de una joven desde el Barrio 31 de Retiro. En ese lugar, hoy se inauguró la nueva sede de la Universidad de Buenos Aires, en el edificio que tiene Scholas allí.
La consulta fue dirigida a cómo esa experiencia nacida en Argentina por la red educativa se puede expandir en todo el mundo. “Es cuestión de puntería”, bromeó. Y siguió: “Van donde está el problema, acompañan y del mismo problema sacan la conclusión. Es es el secreto, no tienen receta. Por eso les van tan bien. No explotan, son gratuitos de corazón”.
La Santa Sede comenzó recientemente a preparar el viaje del Papa a su país natal, que en principio sería en los primeros meses de 2024 tras el receso veraniego.
Además de que su viaje entró entonces en la cuenta regresiva, otra novedad es que además de Uruguay -como se preveía- su itinerario también incluirá el sur de Brasil, probablemente San Pablo y el cercano santuario de la Virgen de Aparecida.
Fuentes de la curia romana le había conformado a Clarín el inicio del proceso en la secretaría de Estado del Vaticano -el organismo competente-, que deberá desembocar en el anuncio oficial de la visita, la fecha y el detalle del programa y que se descuenta que se hará antes de fin de año.
El proceso comenzó luego de que Francisco dijo en marzo en varias entrevistas que dio a medios argentinos con motivo del décimo aniversario de su pontificado que quería venir a Argentina.
Una visita frustrada
En esas declaraciones, el Pontífice afirmó que se había proyectado su visita para fines de 2017 y que iba a repetir el periplo que hizo Juan Pablo II en 1987, o sea, incluyendo a Chile y Uruguay. Pero precisó que el proyecto se frustró porque en diciembre había elecciones en el país trasandino -los papas no viajan a países inmersos en procesos electorales- y que enero era un mal mes para venir por ser un tiempo de vacaciones. “Así que visité Chile y Perú”, completó.
No obstante, la secretaría de Estado del Vaticano le desaconsejó en los últimos años a Francisco viajar a Buenos Aires porque consideraba que había caído en la grieta -se le adjudica haber simpatizado con el kirchnerismo- y que todo lo que hiciese y dijese (o dejara de hacer y de decir) sería motivo de controversia. Entonces, concluían, su visita en vez de ser una contribución a la unidad de sus compatriotas como él desea iba a atizar las divisiones.
En los últimos meses Jorge Bergoglio empezó a tener definiciones fuertes respecto de su país que algunos observadores consideraron que fueron para “despegarse” del kirchnerismo, pero en la Iglesia creen que fue para dejar en claro su prescindencia partidaria y así descontaminar políticamente su viaje. En rigor, su relación con Alberto Fernández está muy deteriorada y tampoco terminó bien con Cristina Kirchner.
De hecho, el Papa sorprendió en enero durante una entrevista con una agencia de noticias norteamericana al expresar su preocupación por la extendida pobreza y la alta inflación en su país debido, dijo, a “las malas administraciones”. En tanto, el mes pasado -en un mensaje a un encuentro sobre minoridad realizado en Paraná- denunció la “dramática magnitud” de la pobreza entre los menores.