Esperan que las reuniones se dan la semana entrante. El Gobierno nacional buscará aportes para que la medida tenga el efecto buscado. Entre las cámaras hablan de un dolar de $ 280 a $ 300.
Así como en noviembre, el anuncio de un tipo de cambio diferencial para la vitivinicultura no pasó de la expresión de intenciones, está previsto que esta semana se realicen reuniones con referentes del sector para empezar a delinear la medida. La implementación de un dólar para las economías regionales ha generado expectativas favorables en un contexto de caída en el volumen de las exportaciones, asociada a la pérdida de competitividad en los mercados externos, y de la menor cosecha en décadas.
El titular del Instituto Nacional de Vitivinicultura, Martín Hinojosa, comentó que esta semana, el ministro de Economía, Sergio Massa, ha estado negociando con el FMI, ya que cualquier medida de política cambiaria debe recibir el visto bueno del organismo. Y que el Gobierno nacional tiene previsto convocar la próxima a las entidades vitivinícolas para que realicen aportes.
El encargado de coordinar estos encuentros será el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Juan José Bahillo. Entre otros puntos a discutir, detalló Hinojosa, se evaluará cuál sería el valor ideal, el tiempo de vigencia y el momento para implementarlo, ya que los efectos serían diferentes si se aplica en la fecha de embarque, de la liquidación o cuando se presente la documentación. Y acotó que seguramente surgirán diversas posiciones y se tratará de llegar a un acuerdo “lo más consensuado posible”.
Massa volvió a anunciar un tipo de cambio diferencial para las economías regionales, que se aplicará primero en la vitivinicultura, pero se extenderá luego a otras, en el desayuno organizado por la Coviar (Corporación Vitivinícola Argentina). Sostuvo que este incentivo a las exportaciones, que apunta a reconquistar mercados, estará vigente a partir del 1 de abril. Y que tendrá tres desafíos: recuperar competitividad, que el beneficio llegue a todos los productores y que no se afecte el precio del vino para la mesa de los argentinos.
Consultado sobre qué factores se debería considerar a la hora de implementar esta medida, el presidente de Acovi (Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas), Fabián Ruggeri, comentó que han estado analizado el tema en comisiones y que se ha planteado que el dólar debería ser de, por lo menos, $280, ya que, de otra manera no serviría para movilizar mercados.
Y que también se deberían eliminar las retenciones, porque ese dólar de $280, al aplicar los derechos de exportación, queda en $230 a $235 y tampoco resulta suficiente. En este sentido, indicó que debería acercarse lo más posible al tipo de cambio real para que efectivamente se produzca una mejora en la competitividad. Esto, porque el sector exportador no sólo tiene un dólar deprimido y retenciones, sino que carece de acuerdos de comercialización, lo que implica que se deben pagar aranceles de ingreso en la mayoría de los países.
En cuanto al plazo de duración de esta cotización, Ruggeri mencionó que desde Acovi ya han planteado que, como mínimo, debería extenderse durante un año, ya que con el vino no sucede como con la soja, que tienen barcos esperando condiciones propicias para exportar. En la vitivinicultura, se pueden terminar de cerrar aquellos negocios que no se habían cerrado, pero se debe volver a llamar al cliente, llegar a un acuerdo, comprar insumos, producir la exportación y conseguir logística, para recién entonces exportar.
La presidente de Bodegas de Argentina, Patricia Ortiz, detalló que están haciendo el cálculo de cuál sería un monto adecuado para este dólar diferencial, para que lo tengan en cuenta desde el Gobierno nacional cuando los convoquen para conocer lo que piensa la industria. Y sumó que el hecho de que se vayan a reunir la semana próxima es alentador, porque hasta ahora no había habido avances concretos.
Sobre el plazo, resaltó que no puede ser corto -en noviembre, Massa había propuesto 40 días, al igual que para la soja-, porque no tendría sentido para la industria vitivinícola, ya que el vino no es un commoditie y se necesita cierto tiempo para que, con un nuevo precio, se puedan empezar a recuperar ciertos segmentos.
Ortiz señaló que lo ideal sería que este tipo de cambio se aplique al momento del embarque, para que el beneficio llegue lo antes posible, ya que, si se estableciera la fecha de pago de las exportaciones, se estaría hablando de 120 días después.
Desde el Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, su gerente, Mauro Sosa, planteó que ya han manifestado en otras ocasiones a las autoridades nacionales que un dólar para las economías regionales no debe ser de un monto específico, sino que debería tener una movilidad para irse actualizando al ritmo del tipo de cambio oficial. Así, podría definirse un 50% por encima de esa cotización, lo que daría hoy una divisa de $300.