La precandidata a presidente dijo que tenía listo un acuerdo similar para aplicar si es electa presidente.
Hay un par de coincidencias entre las consultoras a la hora de evaluar las medidas que el Gobierno anunció para encarecer las importaciones y acelerar la liquidación de exportaciones del campo. Una es que, más que nada, servirá para elevar los ingresos fiscales (entre 0,4 y 0,6% hasta 0,8%, según los más optimistas). La otra es que hará subir la ya alta inflación.
Bullrich dijo que ya tendría acordado un “blindaje” (no dio detalles) para poder arrancar su Gobierno con margen como para pilotear, sobre todo, la apertura del cepo cambiario.
El blindaje de De la Rúa se anunció en diciembre de 2000. Se trataba de un paquete por un monto cercano a los 38.000 millones de dólares, con aportes del FMI, otros organismos financieros, el gobierno español y los bancos locales. El objetivo de fondo: defender la convertibilidad uno a uno entre el dólar y el peso.
El principal aporte lo hizo el Fondo Monetario Internacional, que comprometió con 13.600 millones de dólares. Era la suma de un remanente de 2.000 millones de dólares por un crédito stand by, más otros 11.600 millones de dólares del nuevo acuerdo, técnicamente llamado “de facilidades suplementarias”.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM) se incorporaron al auxilio con un aporte conjunto de 4.000 millones de dólares.
También se sumaron al salvataje un grupo de bancos privados —nacionales y extranjeros—, que se comprometieron a refinanciar deuda de corto plazo por 10.000 millones de dólares.
Además se sumó el gobierno de España —por aquellos años el mayor inversor extranjero en la Argentina a partir de la activa participación de las empresas españolas en el proceso de privatizaciones— que prometió US$ 1.000 millones de dólares.
El paquete integral era, en realidad, diferentes líneas de crédito que estarían disponibles para atravesar el 2001, un año en el que la Argentina tenía cerradas las puertas al mercado de crédito por la disparada del riesgo país.
El país venía de tres años de recesión y la Convertibilidad estaba jaqueada. Las turbulencias habían empezado --después de capear el efecto Tequila a principios de 1995 -- en julio de 1997 con la crisis del sudeste asiático, que continuó en agosto de 1998 con el default de Rusia y se agudizaron cuando Brasil decidió devaluar, a principios de 1999, desatando el efecto caipirinha.
Con esta operación de blindaje, la Argentina tendría cubiertas sus necesidades de financiamiento para el año 2001, por unos 25.000 millones de dólares.
La urgencia por obtener el blindaje creció al ritmo del incremento de la tasa que el Gobierno pagaba para financiarse: el riesgo país. La prolongada recesión, la falta de crecimiento económico y el deterioró la recaudación de impuestos profundizaron el déficit fiscal. Por eso, los mercados comenzaron a desconfiar de la capacidad de la Argentina para pagar sus deudas. Y cada vez que Economía salía a pedir préstamos, le aplicaban una tasa elevada.
El Fondo impuso una serie de condiciones: el congelamiento del gasto público primario a nivel nacional y provincial por cinco años, la reducción del déficit fiscal y la reforma del sistema previsional, para elevar a 65 años la edad jubilatoria de las mujeres.