En el duro informe difundido el viernes señaló que esa es la cifra de las reservas líquidas del BCRA, que ante la falta de dólares propios utiliza mayormente yuanes chinos.
El Fondo Monetario Internacional le puso fin a las especulaciones. En el muy duro informe sobre la situación económica y financiera que difundió este viernes, determinó que las reservas netas del Banco Central son negativas en 10.300 millones de dólares. Y que el Banco Central tiene reservas líquidas por -14.100 millones de dólares.
Del cuadro elaborado por el staff del FMI con datos del BCRA surge lo que podría ser una primera cifra oficial sobre un tema tan sensible. Y de paso reafirma la situación extremadamente grave que atraviesa el Banco Central.
Hasta ahora, el Banco Central no emitía información al respecto, y las consultoras realizaban aproximaciones en base a los datos dispersos del Banco Central.
Ya sin dólares propios, el Banco Central está utilizando los yuanes provistos por el Banco Popular de China. En el informe publicado por el FMI dice que dicho swap trepa al equivalente a 17.900 millones de dólares, de los cuales se utilizaron US$ 6.500 millones. También hay un swap por 3.000 millones de dólares aportado por el Banco de Basilea, garantizado con oro o bonos del Tesoro de EE.UU. propiedad del BCRA.
La posibilidad de usar los yuanes está supeditada a la autorización del Banco Central Chino.
El Gobierno está, en estos momentos, negociando con Brasil para poder utilizar los yuanes en el comercio bilateral con ese país, es decir que las empresas argentinas puedan pagar sus compras a Brasil con yuanes chinos. Un festival de triangulaciones cambiarias. Los brasileños quieren dólares.
Como bien reconoce el propio staff del FMI, y el Gobierno argentino resalta todo el tiempo, los números del Banco Central reflejan el terrible impacto que tuvo la sequía, que restó ingresos por exportaciones por más de 20.000 millones de dólares.
A partir de allí, todos quienes tenían posibilidad de acceder al Mercado ünico y libre de cambios se lanzaron sobre las reservas. Fue una verdadera “corrida” por llegar primero a la ventanilla del Banco Central. La respuesta oficial fue poner cada vez más trabas a los importadores, reforzando el cepo cambiario a través de barreras en la secretaría de comercio, la Aduana y la AFIP.
En parte esa carrera sobre las reservas es provocada, desde ya, por el atraso cambiario y la brecha entre los dólares oficiales y los paralelos. Hay una ganancia fácil para los importadores que logran comprar al tipo de cambio oficial, dado que cada vez más precios se referencia con los dólares financieros.
En paralelo a esta corrida, creció la deuda de divisas con los importadores, que tuvieron que apelar a préstamos de sus casas matrices, que algún día deberán devolver con dólares que le comprarán en el futuro al Banco Central.
Según la consultora Ecolatina, la deuda comercial por importaciones de bienes es la más elevada de la historia, incluso medida en moneda constante. Al primer trimestre de 2023 el stock trepó a US$ 34.300 millones. Esa cifra es una demanda adicional de dólares que se va pateando para más adelante.
De ahí que se haga difícil pensar en un relajamiento de las restricciones cambiarias a partir de diciembre.
El Fondo Monetario cree que, además de las restricciones al acceso a los dólares, el Gobierno debería evitar un nuevo atraso cambiario. De hecho, tras la devaluación del 20% aplicada el lunes siguiente a las PASO, el Gobierno aseguró que el tipo de cambio oficial permanecerá quieto hasta el 31 de octubre, pese a que en el medio se acumulará una inflación de al menos 25 puntos, según datos tal vez conservadores de las consultoras. Massa pretende dejar de lado hasta las mini devaluaciones diarias, pero el FMI reclamó que no se incurra en el error de congelar el dólar con esta inflación galopante.
La cuestión de las reservas en poder del Banco Central es un tema crítico en el informe del staff del FMI, pero desde ya que no el único.
Sin eufemismos, los funcionarios del Fondo señalaron que el plan económico de la Argentina sencillamente “descarriló” y le reclaman a este Gobierno, a dos meses de las elecciones, que tome las medidas como para evitar un desastre mayor.
Entre los reclamos que le hacen a un ministro de Economía que a la vez es candidato, un ajuste en el gasto público para evitar una profundización del déficit fiscal.