Es lo que se depreciaron los salarios, medidos en dólares, en lo que va de octubre. El libertario lanza recomendaciones temerarias sobre las consecuencias de los planes platita que anunció Sergio Massa.
Javier Milei debería estar feliz con esta corrida cambiaria que está llevando al precio del dólar al borde de los mil pesos. Una luquita el dólar. Fácil para hacer las cuentas. Un almuerzo de cinco lucas son cinco dólares. Baratísimo, dirán los turistas que caminan por Buenos Aires como turistas, es decir mirando para arriba y asombrándose, por ejemplo, con el Palacio Bencich de Florida y Diagonal Norte o el edificio de Aguas Sanitarias de Córdoba y Riobamba.
La felicidad de Milei se debe a que, según él mismo explicó, se le hace más barata la dolarización que planea aplicar si llega al Gobierno. Es decir, va a necesitar menos dólares (que igual por ahora no los tiene) para cambiar el Everest de pesos que hay en el país por una montañita de dólares.
Esta corrida cambiaria que solo en lo que va de octubre llevó el dólar blue de $800 a $ 945 no le debe causar mucha gracia a un asalariado que el 30 de septiembre cobraba $ 300.000 (US$ 375) y hoy cobra US$ 317. Sí. En el camino hacia la dolarización los sueldos se están achicando en dólares. Y están quedando cada vez más abajo. ¿Habrá que confiar en el rebote?. ¿Cuánto tiempo llevará?, una incógnita. Lo que sí parece evidente es que esta dinámica no solo está destruyendo salarios en dólares, también los pesos rinden cada vez menos por la aceleración inflacionaria que bien podría traducirse en híper según los análisis que empiezan a circular entre los analistas económicos.
Combustible para la corrida
¿Pero por qué esta aceleración del dólar en estas horas aciagas?. En estos días se acumularon el esperable nerviosismo que invade al mercado cambiario argentino antes de cada elección presidencial y también dos definiciones del líder libertario.
El jueves, en Mar del Plata, Milei celebró precisamente que cuanto más caro el dólar más fácil dolarizar.
Este lunes reforzó la idea: recomendó directamente no renovar los plazos fijos en pesos, que es como alentar una corrida contra el peso, signo monetario considerado directamente un “excremento” por el metafórico Milei.
No es cuestión de responsabilizar solamente al libertario, quien viene hablando de la dolarización hace rato. Tal vez estos precios se habrían alcanzado igual aunque Milei se hubiera mantenido mudo.
Después de todo, además de las temerarias declaraciones de Milei están las decisiones que viene anunciando el ministro de Economía Sergio Massa. El Gobierno lanzó planes platita y platota volcando a la calle cientos de miles de millones de pesos para incentivar el consumo. Y disparando el déficit fiscal. Eso sí. Massa advirtió que no eran pesos para usar en cualquier cosa: “No me compren dólares” advirtió a los asalariados de “alta gama” que a partir de octubre dejarán de pagar el impuesto a las Ganancias. Es probable que no le hayan hecho caso.