a suba de precios golpea con más fuerza a los hogares de menores ingresos.
Los sectores más pobres son los más golpeados por la inflación. Con una suba promedio de los precios en marzo del 7,8% en la Región Metropolitana, la inflación de los indigentes trepó al 9% y acumula en los primeros tres meses un alza del 30,6% versus una suba promedio de los precios del 21,9%.
En relación a marzo de 2022, el alza de la canasta básica alimentaria es del 120,1% versus un 105,3% de la inflación promedio en Capital y GBA.
Por su parte, la línea de pobreza subió un 8% en marzo, y acumula un alza del 25,4% en el primer trimestre y del 113,2% interanual.
Con estos valores, una familia tipo ( matrimonio y 2 hijos) necesitó tener ingresos superiores a los tipo necesita tener ingresos superiores a los $ 87.719,29 para no ser indigentes y más de $ 191.228,05 para no ser pobre, sin computar el eventual alquiler.
En la Ciudad de Buenos Aires, la línea de indigencia aumentó 9,83% según la Dirección de Estadística porteña. En tanto la línea de indigencia se ubicó en $ 107.836 y la de pobreza en $ 191.241, sin computar el alquiler.
En Mendoza, según la DEIE ( Dirección de Estadística e Investigaciones Económicas) de la Provincia, la canasta básica alimentaria aumentó el 13,5% y acumula en tres meses un alza del 41,9%. En tanto la canasta de pobreza subió el 10,8% el mes pasado y entre enero-marzo el 34,2% superando en lo que va de 2023 a los índices de Capital y GBA.
La velocidad de los aumentos de los precios de los alimentos básicos es el rasgo más sobresaliente de la inflación actual, más que anulando los aumentos de las paritarias y los bonos y/o refuerzos de ingresos que cada tanto otorga el Gobierno a sectores vulnerables.
Con estos valores, una familia la canasta básica para una familia tipo que alquila una vivienda modesta rondaría los $ 260.000, un valor muy difícil de alcanzar incluso para los jefes de familia que cuentan con un empleo registrado.
La suba de la línea de indigencia superó la inflación promedio porque los precios de los alimentos básicos que, en proporción a sus escasos ingresos más consumen los hogares en situación de pobreza extrema. Por ejemplo, la carne y derivados en marzo tuvieron un alza del 11,1%, frutas un 14,4% y verduras 14,6%, en promedio.
En abril esos valores siguen para arriba, por las remarcaciones de precios, la disparada del dólar y también por la sequia que viene restringiendo la oferta de verduras, frutas y hortalizas.
Todos esos valores e índices anticipan que en este primer trimestre tanto la indigencia como la pobreza pegarían un salto porque los ingresos de los sectores de menores recursos, de los asalariados no registrados (“en negro”) y también de los asalariados y cuentapropistas registrados tuvieron subas inferiores a la evolución de las líneas de indigencia y pobreza.
