La suma fija que pensaba dar Massa, casi se la comió la devaluación

La suma fija que pensaba dar Massa, casi se la comió la devaluación

Antes de las elecciones desde el ministerio de Economía hicieron trascender que darían un monto de incremento para los trabajadores.

En la última semana antes de las PASO, desde el ministerio de Economía afirmaron que después de las elecciones iban a dar una suma fija para los trabajadores. Pero, como diría Macri, pasaron cosas..., entre ellas la devaluación que produjo el gobierno el lunes, subiendo el dólar un 22%.

En mayo, último dato del Observatorio del Ministerio de Trabajo y Empleo de la Nación, el salario promedio de todas las categorías (formal e informal y monotributistas) era de 303 mil pesos en bruto. Si no tuvo incrementos por paritarias, se calcula que le deberían restar un 5% de pérdida de poder adquisitivo por la devaluación. Ese porcentaje se toma teniendo en cuenta que fue la pérdida de poder adquisitivo que tuvieron los salarios en enero del 2014 cuando devaluó Axel Kicilof un 23%, pero ahora las variables económicas están en peor situación.,

Si descontamos el 5%, el salario promedio queda en 287.850 pesos. Los rumores cuando anunciaron que darían una suma fija después de las PASO, indicaban que el monto llegaría a unos 30 mil pesos, es decir que el salario promedio quedaría en 317.850 pesos, 14 mil pesos más de los 303 mil iniciales.

Hoy se supo que en julio la inflación mensual fue de 6,3 % y alcanzó así un acumulado de los últimos doce meses de 113,4 %, volviéndose a acelerar respecto a junio y sin contar el efecto devaluatorio de este lunes, no obstante, se vio afectado por la aceleración del ritmo de las minidevaluaciones diarias (“crawling peg”) y los tarifazos para cumplir con las exigencias del FMI. También en julio incidió en el dato de inflación la suba de ciertos productos importados debido al nuevo “dolar agro” y “dolar maíz” y el cobro del impuesto PAIS.

De esta forma, con el dato de julio ya son más de seis meses consecutivos con inflación anual de tres dígitos.

Pero en agosto, a este recalentamiento de precios se agrega el impacto de la devaluación post elecciones PASO llevada adelante por el ministro Massa en acuerdo con el FMI. Las consultoras privadas calculan una inflación de entre 10 y 14% para agosto y podría llegar a 20% en septiembre. De ser así, sería la primera vez en 21 años que la suba de precios pasa los dos dígitos en un mes.

Desde la consultora EcoGo, Sebastián Menescaldi explicó que esperan “una inflación de 13% en agosto y septiembre. La acumulada a octubre podría llegar a 160% y la inflación anual puede empezar en 200%”.

A su parte, Econometría y Ferreres evalúan que la medición estará en el 11%, similar a Equilibra que estima que el IPC del Indec estaría entre un 11% y un 12%. “Lamentablemente esta evaluación del tipo de cambio oficial nos pone en un nuevo régimen inflacionario para el segundo semestre de 10% mensual de inflación”, dijo Alfredo Romano, Director de la consultora económica Romano Group.

Por su parte, la economista María Castiglioni, de la consultora C&T Asesores, indicó que “los datos de nuestro relevamiento de precios al día de hoy muestran una notable suba de 4% semanal en los alimentos, con la carne creciendo casi 7%. En la comparación contra la misma semana de julio, el alza es de 9% para el IPC total y de 11% para los alimentos. Dado que el salto del tipo de cambio oficial tiene lugar a mitad de mes, sus efectos se verán repartidos entre agosto y septiembre, con la inflación de agosto cerca de 9%”.

En la consultora LCG, Guido Lorenzo planteó que “con este sacudón del dólar de 22%, sobre una inercia de 10%, con que pase la mitad de esa devaluación a precios, se puede tener un mes con una inflación de 15%, tranquilamente”.

“Entramos en un escenario muy complicado, con una tasa de inflación que se acelera, y que muy probablemente ingrese en el terreno los dos dígitos mensuales” señaló Gabriel Caamaño, de la consultora Ledesma.

La inflación pulveriza los salarios reales y los ingresos de la clase trabajadora, especialmente de los sectores de menores ingresos, y de los ocupados informales cuyo poder de compra perdió más de 42% desde el macrismo y con el gobierno del Frente de Todos.

Frente a la devaluación que es aplaudida por los grandes empresarios y el FMI y cuyas consecuencias las paga la mayoría trabajadora, es necesaria la organización de los trabajadores en cada lugar de trabajo y la convocatoria a asambleas para exigir e imponer a las conducciones de la CGT y la CTA un paro y un plan de lucha para defender los salarios de todos los ocupados, formales e informales, y de los jubilados y quienes reciben ayudas sociales.

Hay que enfrentar el ataque en curso con una misma bandera, uniendo a los distintos sectores que desde arriba intentan fragmentar. Una pelea común donde confluyan los trabajadores ocupados y sus organizaciones junto a los movimientos sociales y de desocupados.

La defensa del salario es de primer orden. Se necesitan medidas de otra clase para combatir la inflación, y medidas de emergencia un aumento para recuperar lo perdido para jubilados, ocupados y programas sociales. Que nadie gane menos de lo que cuesta una canasta básica, en la actualidad en $232.427, en el camino de lograr un salario mínimo igual a la canasta familiar que los trabajadores del Indec calcularon en $363.570.

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