Desde el organismo piden correcciones porque advierten que Argentina se alejó de la trayectoria que brinda más probabilidades de cumplir el programa.
El comunicado que el Fondo Monetario Internacional distribuyó al término de la reunión del Directorio Ejecutivo en la que dio el visto bueno a la cuarta revisión del acuerdo de Facilidades Extendidas y aprobó un desembolso de US$ 5.400 millones, reconoce el cumplimiento del Gobierno argentino para las metas comprometidas de fines de 2022. Pero le marca la cancha a Sergio Massa sobre tres frentes hacia adelante, si es que pretende seguir accediendo al financiamiento.
Sin bien el Fondo reconoce el impacto de la sequía y justifica así la flexibilización de las metas quitándole cualquier épica de negociación de algo así ya previsto en el reglamento, también afirma que el país tomó decisiones de política económica en la dirección contraria a las medidas comprometidas o al menos requeridas para cumplir el acuerdo. “Policy set backs” fue el término abordado en el comunicado (su traducción al español “reveses de políticas”), para referirse a esto último.
Cuando el Directorio Ejecutivo aprueba un desembolso no solo evalúa el cumplimiento de un programa ‘hacia atrás’ sino, además, monitorea las posibilidades reales ‘hacia futuro’, esto es, que se cumplan las metas y que la economía no se salga de una trayectoria. Los principales tres ejes sobre los que hace hincapié el FMI son:
Primero, ajustar las tarifas a los más ricos.
“La implementación oportuna de medidas de alta calidad, particularmente mejorando la focalización de los subsidios a la energía -dice el comunicado del FMI- será fundamental garantizar que las tarifas de energía para usuarios residenciales y comerciales de altos ingresos avancen para alinearse completamente con los costos, incluyendo para reducir la regresividad del sistema”.
El Ministerio de Economía y la Secretaria de Energía se escudan detrás del argumento que en el caso de los subsidios a luz y gas, sólo el 3% de los hogares que deberían anotarse lo hicieron. Calculan que hay entre 1 millón y 1,5 millón de hogares que podrían necesitar la ayuda y no se anotaron. Revertir los subsidios así nomás podría ser contraproducente, señalan en el Gobierno. Pero esta explicación choca en el directorio del FMI donde hay directores que representan a países donde las boletas subieron 66% o 120% en doce meses y sus tasas de inflación llegan como máximo al 10%. Difícil de explicar en Washington.
El segundo punto, limitar el impacto de la moratoria.
El FMI se refiere a este punto con el término “policy set backs”. Massa dijo al FMI “yo no fui”. Y el mismo día que fue aprobado por el Congreso el staff hacía averiguaciones en Buenos Aires.
“El costo fiscal de la nueva moratoria de pensiones -pone el organismo-, debe mitigarse a través de regulaciones estrictas para apuntar la entrada solo a aquellos con mayor necesidad”. El Gobierno deberá ver ahora cómo hará para que el ingreso sea gradual, y no avale una política en contra del ajuste que se necesita hacer para tener 1,9% de déficit primario este año.
Por último, subir el precio del dólar.
El tipo de cambio real multilateral que elabora el BCRA está por debajo del nivel de cuando comenzó el programa con el FMI en marzo de 2022. Es cierto que desde octubre ha venido recuperándose y en el comunicado el propio organismo lo reconoce diciendo que así debe continuar (“la tasa de crawl debería continuar apoyando la competitividad”). El término en inglés crawling peg es un tecnicismo económico para señalar que el precio del dólar debe aumentar al ritmo que lo hacen los precios del resto de la economía, ergo, como los precios continuarán subiendo, también deberá hacerlo el tipo de cambio para no quedar rezagado.
Sin embargo, no atrasar el dólar no es suficiente para el FMI según dice en el comunicado.
El organismo no menciona un nivel de dólar deseable pero sí habla de quitar restricciones en el mercado cambiario, lo que en definitiva significa un tipo de cambio más alto y menos trabas al comercio o las intervenciones del BCRA. El FMI, que no comulga con los desdoblamientos, aunque ya estaría dispuesto a aceptarlo para el caso argentino, según fuentes que siguen de cerca las negociaciones. Miguel Pesce se niega. Como en octubre de 2020 después del canje con los bonistas.