04 de junio de 2024

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Massa tiene en la mira el impuesto a la herencia y a los bienes en el exterior

Sergio Massa
Sergio Massa

Massa sigue sin presentar un plan y aparecen versiones sobre nuevos impuestos a bienes en el exterior y desdoblamiento. Milei necesitará divisas si quieren avanzar con la dolarización.

Si alguna certeza existe en torno al futuro económico de mediano plazo argentino es que en el horizonte hay una devaluación del peso y un ajuste de las cuentas públicas.

Después de la primera rueda electoral en la que prevaleció el ministro Sergio Massa sobre el líder libertario Javier Milei hubo preguntas que cambiaron, pero el nivel de incertidumbre sigue elevado.

Se moderaron las expectativas en torno a una posible dolarización, en parte porque Milei, que tenía la esperanza de ganar en primera vuelta, salió segundo. Y en parte porque se hizo más fuerte la idea de la imposibilidad de dolarizar sin un respaldo de US$ 40.000 millones que hoy se presenta improbable de conseguir para cualquier político argentino.

El predominio de Massa revive la posibilidad de reforzar su “plan Platita” después de haber demostrado haber contribuido al resultado electoral.

Los datos a septiembre muestran que el gasto público para salarios creció 146% en un año, que para jubilaciones y pensiones fue de 116%, que para planes sociales creció un 136% y que las transferencias a provincias subieron 276% mientras que “otros gastos corrientes” aumentaron en 200% según un informe de Blacktoro del economista Fernando Marengo.

Mientras el aumento del gasto público presiona, el dólar mayorista fijo de $ 350 está aquietando los precios y después del 12,7% de suba del costo de vida en septiembre, la consultora de Marina Dal Poggetto pronostica un aumento de 9,8% en octubre con una suba de 9,5% en alimentos,

La inflación cede desde las alturas y después de que en septiembre los salarios perdieron 5 puntos en términos reales. Subieron 7,6% en promedio, según el INDEC.

Tras la elección del 22 de octubre, el mercado cambiario se descomprimió en parte por el alejamiento de la posibilidad de una dolarización, pero también porque después de la super cobertura cambiaria de las empresas y los particulares, llegó la necesidad de deshacer posiciones en dólares para los pagos en pesos.

En el tenso tránsito hasta el balotaje del 19 de noviembre (la brecha cambiaria sigue en 180%) la mirada del mundo económico ya está puesta en el día después.

Con el balotaje por delante, la incertidumbre es qué harán Massa o Milei en caso de ganar para transitar hasta el 10 de diciembre, día de la asunción.

Si gana Milei es lógico pensar en un aumento de la presión para que el que devalúe sea Massa y así entrar al gobierno con el camino iniciado para un levantamiento del cepo cambiario y responsabilizando a la herencia recibida de la necesidad de un ajuste fiscal y monetario.

Si gana Massa, es obvio que intentará no hablar del peso de la herencia por la necesidad de una corrección cambiaria, pero ya dio muestras de recurrir a una devaluación y a aplicar devaluaciones sectoriales ante la evidencia de la falta extrema de divisas.

Massa ya probó la amarga experiencia inflacionaria de tener que devaluar sin un plan fiscal que ancle las expectativas, pero hasta ahora, sigue sin presentar un plan.

Sus allegados dejan trascender que un impuesto a la herencia y otro a los bienes de los argentinos en el exterior forman parte de su posible paquete fiscal.

¿Podría Massa desdoblar el mercado cambiario con un dólar oficial controlado para el comercio exterior y otro libre para el resto de las actividades?

El ministro-candidato ya demostró ampliamente su predilección por una política intervencionista en la que las reglas claras no se destacan ni en los controles.

Un caso evidente es el control de los pagos de importaciones, que con una brecha cambiaria tan amplia, el dólar de $350 sigue siendo uno de los premios mayores de la economía argentina.

Tanto Massa como Milei deberán encarar la búsqueda de dólares a partir de que recibirán un Banco Central con reservas netas fuertemente negativas (se calcula que podrían caer a menos US$ 11.000 millones a fin de año) y los dos tendrían la mirada puesta en los dólares de los argentinos en el colchón y en el exterior.

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